Apoderarme del planeta fue difícil al comienzo. Trabajamos varios
siglos duramente y desde la banca financié guerras, revoluciones, revueltas,
golpes de Estado, matanzas y mil más. Siempre lo recomendable es negociar con
los dos bandos o países beligerantes, no tener patria. El año glorioso fue el
de 1913 cuando con mis amigos y subalternos Morgan, Rockefeller y otros
logramos apropiarnos del banco central de los Estados Unidos, entre chantajes,
sobornos y amenazas, claro está. Con el control de la emisión de la moneda todo
ha sido más sencillo. Ahora puedo crear crisis financieras y huracanes,
derribar bolsas y torres, manejar la deuda y la prensa, invadir países en
nombre de la libertad y saquear a quien sea, cambiar gobiernos o regímenes,
someter a las corporaciones internacionales y a las democracias, y aplastar a
los porfiados. A mis opositores los clasifico de terroristas, delincuentes o
esquizofrénicos, con bombos y platillos. El último y gran salto se llama
gobierno mundial, con una burocracia universal, con una cédula de identidad
universal y con un banco central que controle el globo y todo. Sí, desde mi
oficina administraré el planeta, con amigos poderosos que desde ya se han ido
adhiriendo a mi noble causa, mostrándome su lealtad y sumisión absoluta. Ya
verán quien soy.
Del blog índice LAS
SOTANAS DE SATÁN
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