Después de algunos años de haber sido envenenado con digoxina, El papa Juan Pablo I regresa del más allá a conversar con franqueza con el papa polaco en la capilla Sixtina, a las dos de la mañana, reservadamente.
-Juan Pablo I: Te repito que no me morí, me mató la mafia vaticana.
-Juan Pablo II: Por razones políticas y corporativas tus palabras son inaceptables, una utopía irreverente.
-JPI: Por favor, háceme una autopsia limpia y creíble. Entrégales mi cuerpo a científicos imparciales y despejemos las burlas y las dudas. Cuidado, no todos los católicos son babosos o cándidos con la Santa Sede.
JPII: ¡Estás loco! Tu posición es absurda. Oficialmente, tu fallecimiento fue por causas naturales, por lo menos hasta el juicio final, y el católico fiel no confecciona preguntas que comprometan la frágil integridad de la Madre Iglesia. ¿Quieres también que analicen el cadáver de cada papa envenenado o asesinado, que no son pocos?
JPI: Ordena una cristiana e intransigente investigación hasta esclarecerlo todo, como una ofrenda al Padre Dios, incluyendo el lavado de dinero, la logia y a los banqueros de Dios.
JPII: En el Vaticano se asesina y se roba desde siempre, mas está estrictamente prohibido pronunciar las palabras asesinato y robo. Por eso hemos sobrevivido a través de los siglos. Comunicacionalmente el Romano Pontífice no peca, y a veces es infalible, según sea el caso. No me voy a exponer.
JPI: Quise ser honesto y transparente, haciendo reformas y una auditoría contable a los tenebrosos números financieros del banco del Vaticano y las otras cloacas, y me enviaron al purgatorio esa misma noche, en menos de un ángelus abreviado, envenenándome.
JPII: ¿Y quién te obligó a ser tan estúpido o necio en este nido de víboras llamado Santa Sede? Este empleo se cuida siendo un buen trapecista, encubridor, inmoral, cínico y demagogo, con el secretismo gigante refinado como el más angelical de los dogmas. Este es un mundo de intrigas, criminales, masones, ladrones, rezos, balazos, homosexuales, sacramentos y ambiciones diabólicas. No me molestes con tu inadmisible idealismo de última hora. ¿Qué crees que soy?
JPI: ¿Por qué mi defunción es un misterio? ¿por qué no publicas mi autopsia impía?
JPII: ¿Sabes lo que le sucede a los que no respetan la omertá? Que la Virgen Negra me cuide, porque estoy totalmente encomendado a ella, sólo a ella, obviamente.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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