lunes, 19 de febrero de 2024

COTORREO CON ESPINAS - CUENTO

 

Yo soy profesor de Historia en este helado y abandonado pueblo cordillerano por vocación apostólica, por convicción social. Aquí todo es difícil, heroico, cuesta el triple. Desestimé las oportunidades y segundos empleos que da la capital deliberadamente, pensando en los postergados y analfabetos del campo. Quería hacer patria. Consumé un gran esfuerzo, con alumnos burros y talentosos. El problema es que los inteligentes se ven atrapados en un círculo de pobreza ancestral y milenaria, subyugada a una arquitectura política que no piensa en el futuro del joven campesino capaz, que es un hijo y nieto de jornaleros muy mal pagados, para no decir esclavos. No sé si mi misión posee algún sentido. Últimamente todas las semanas cuestiono mi existencia, y si bien tengo un prestigio bien ganado por mis publicaciones en algunos periódicos de la provincia y mis participaciones como jurado en concursos académicos y mis comentarios radiales en la única emisora local y otros, la depresión me está devastando, entre vaso y vaso de tinto, que es el elemento vital que requiero para inspirar las transformaciones que la nación necesita, cada fin de semana. Mi esposa comprende la situación, de cada viernes en la noche.

-Baldomero, ¿quieres que te planche otra camisa? – es mi esposa Maribel que le gusta verme bien presentado, inclusive cuando voy el fin de semana al bar “El Doblado”, desde hace diez años.
-Maribel, gracias, no te preocupes, estoy listo. Volveré a la hora de siempre – soy yo que cariñosamente me despido y que siempre llego antes de las tres de la mañana, de pie y dignamente, y con unos tragos demás, de vez en cuando.
Caminando por vías de barro seco y en plena noche, me dirijo abrigado al salón bar con mi perfil de intelectual, el único lugar de entretención varonil en este aburrido pueblo, en el cual se juega pool, naipes y se bebe muy buen vino tinto. Y aunque el sitio es una humareda con ebrios malparados y a veces maltratados, mis comentarios sociopolíticos son bastante apreciados por los contertulios, sobre todo después de la una de la mañana. Cuando llego al bienquisto salón me voy raudamente y con toda la sutilidad a mi taburete de la esquina a relajarme un poco, de lo contrario no pierdo mi timidez y mis ponencias se transforman en un fiasco, ya que no concateno bien tres palabras sesudas. Con mi lengua mojada soy un conferenciante de estirpe. Necesito un vaso de vino, de entrada, siempre, como motivación primera antes del discurso.
Pasado la medianoche, algunos cófrades del dominó me solicitan que realice algún análisis breve de la contingencia local o nacional, que no dura más de cinco minutos, un poco en broma un poco en serio, que incluye el fútbol y otras frivolidades. Recibo aplausos y brindis. La pobreza a todos nos afecta, es pariente de todos, y cualquier píldora verbal nos tranquiliza un poco.
De lunes a viernes, entre las 8 y 17 horas, soy el sobrio y reconocido profesor de Historia, toda una autoridad, que le traspasa conocimientos y valores éticos a los educandos, a veces chúcaros. Son casos como el del joven Filiberto los que me desmoralizan. Era un alumno particularmente talentoso que terminado segundo medio se tuvo que ir al campo a trabajar junto a su familia, que era pobre como una rata. Analizaba la revolución francesa, la reforma protestante, la revolución bolchevique y el tema que le pusieran sobre la mesa, como nadie. El viernes a las dos de la mañana llegué de “El Doblado” muy mal, con un discurso que se refería al desperdicio de los talentos en nuestro pueblo rural, dejándolos a todos muy tristes, y hablé con mi querida y comprensiva esposa.
-Baldomero, ¿quieres un café, para pasar las penas?
-Sí, mi adorable Maribel.
-Serénate, tú no eres el culpable de lo ocurrido al buen Filiberto y los otros cientos de jóvenes campesinos. La vida es así.
-No lo sé, no lo sé, tal vez sí. Tal vez debería marchar una y otra vez, alegar hasta por los codos, poner el grito en el cielo, quemarle un neumático al Presidente de la República. Soy responsable, todos lo somos. Soy un cobarde que se refugia detrás de un vaso de vino tinto, cada viernes.
-Tú bebes poco, sólo los viernes y no cambiarás el mundo.
-Si todos pensamos así, estamos perdidos. Algo tendré que hacer, no sé qué, nada se me ocurre. Nunca se me ha ocurrido nada en estos decenios.
-Eres un gran profesor, un profesional de reconocido prestigio y estás a punto de pensionarte. El alcalde y mucha gente asistirá a tu despedida. Siéntete orgulloso de todo lo que has hecho, por favor, y no llores más. Pone en la balanza tus cuarenta años y verás un árbol con buenos frutos.
-Maribel, tienes toda la razón. Esta apenada historia ya terminó.
Asentí con la cabeza y me fui acostar. El lunes me presenté lúcido a las 8 horas, como siempre, y después de cuarenta años de servicio, me retiré, con la frente en alto y una angustia en mi alma, que ya es un síndrome. No volveré a escuchar esa campana que llama a los alumnos a educarse y a soñar con un futuro mejor.


FIN


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JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE

DE REVOLUCIONARIOS A EMPRESARIOS - CUENTO CORTO

 Con el retorno de la democracia en Chile Branco y Evaristo se encontraron en la reunión de la asociación de panaderos de Santiago, en la cual ambos estaban inscritos, por lo prósperos que eran en el rubro. Era el año 1990 y después de discutir en la asociación sobre créditos blandos, deudas, harina, tecnologías, costos, flujos y demases, se toman un café en el café con piernas “Las divas”. La conversación era obligatoria.

-Hola Camilo, ¿dónde tienes tu panadería?
-Tengo dos, en Lo Prado. Una es grande con diez trabajadores y la otra es pequeña, con cuatro. ¿Y tú?
-Tengo una panadería inmensa en el paradero 14 de Vicuña Mackenna con quince trabajadores. Me ha ido excelente- señala Branco con orgullo-. Empecé el año 1977, trabajando duro, por eso estoy acá.
-Es que la gente compra pan todos los días jajaja.
-Eso es verdad.
-Yo empecé el año 1974, casi seis meses después del golpe del dictador fascista.
-¿Te acuerdas cuando marchábamos por la Alameda cantando los himnos de la revolución criolla?- pregunta un melancólico Branco.
-Jamás olvidaré esas gloriosas jornadas inspiradas por la gesta de Fidel. Lo que si lamento es el haber pifiado en Concepción a nuestro presidente Salvador Allende.
-Evaristo, ¿por qué pifiaste el líder del gobierno popular?
-El Movimiento de Izquierda Revolucionaria acusaba al presidente del pueblo de ser demasiado lento, blandengue, poco revolucionario, y lo reprobamos, con una silbatina. Hoy siento vergüenza por lo ocurrido –contesta un alicaído Evaristo.
-No tengo calidad moral para criticarte. Después de escuchar a Fidel en el estadio quería comprarme una metralleta e instalar la revolución ya, sin demoras ni titubeos –indica un sonrojado Branco.
-Lo que más me deshonra es que al primer balazo del golpe de Estado me escondí en la casa de mi primo y no asomé la cabeza por varios meses.
-Yo hice lo mismo. Me escondí en la casa de mi abuelo en Valparaíso.
-Éramos revolucionarios fogosos y no defendimos a Allende en ese fatídico 11 de septiembre de 1973. Casi nadie se comportó a la altura de las circunstancias. De una u otra forma, todos huían a máxima velocidad, utilizando todos los medios posibles. Parecía una maratón.
-Sí, he escuchado a muchos compañeros de la lucha decir que esa mañana del once pensaban ir a La Moneda a escudar el Gobierno Popular, pero no fueron. No fue ninguno.
-He escuchado lo mismo. De los mil o más que iban a pelear ese día, todos se devolvieron, por razones de seguridad personal.
-Y todos los que prometieron luchar, con los ojos desorbitados, tampoco fueron. Ninguno se apareció.
-Sí, de una u otra forma todos traicionamos al presidente constitucional. No fuimos consecuentes con la ideología, con el credo, con nuestras fervorosas promesas, que resultaron ser vacías.
¿Marcharíamos hoy por la custodia de los derechos de los trabajadores?
-No lo creo. Yo a los míos le pago el salario mínimo porque me propuse ahorrar en todo lo que sea posible.
-Yo hago exactamente lo mismo. La rentabilidad es y será mi norte. Y si mañana marcho por algo, me pondría bien lejos de las pancartas.
-Es lo más conveniente, aunque a veces pienso que ser negrero y ser de izquierda no es del todo coherente.
-Me cuesta mucho reconocer que me levanto y me acuesto pensando y actuando como un pequeño capitalista. Algo dentro de mí me dice muy tímidamente que soy del pueblo.
-La verdad es que los socialismos reales sólo funcionaron por la fuerza, con matanzas y torturas. Jamás funcionó el socialismo, en ninguna ciudad.
-¿Peleaste en contra de la dictadura de Augusto Pinochet?
-No tuve tiempo. Este trabajo de panadero es absorbente.
-Sí, es una labor de lunes a domingo, sacrificada.
-Es lamentable que los socialistas de hoy piensen tanto en el dinero, en su propia holgura, olvidándose de los desposeídos. La izquierda ya no es la misma, se doblegó.
-Un cierto individualismo nos ha contaminado a todos.
-El socialismo real fracasó, y el socialismo real de hoy posee un cierto perfil capitalista, notoriamente, lamentablemente. El anhelo de prosperidad personal nos puso de rodillas.


Fin


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JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE


domingo, 18 de febrero de 2024

EL CANDIDATO A DIPUTADO - CUENTO

Hasta que un día le comunicó a sus amigos con un poco más de formalidad en el bar “La potoncita” que ambicionaba ser diputado de la república. Iba a cambiar su pizzería de la comuna de Lo Prado por un escaño en la cámara de diputados. Lo pensó por muchos años y lo anhelaba desde siempre. Se preparó, estudiando un poco de locución, dicción y teatro, vigorizando su locuacidad innata. Además poseía un capital interesante. Era su sueño americano. Ensayaba discursos frente a su espejo casi como un vicio, con el esfuerzo de quien sube el Everest. Tenía carisma, los clientes lo querían, los vecinos lo escuchaban, lo conocían. Siempre fue el más simpático del grupo, un buen bailarín de salsa y rocanrol y un mal cantante en el karaoke que generaba más risas y encomios, por el empeño que ponía al cantar, desafinado. Todos lo amaban, era liviano de sangre. A veces sencillamente era un humorista. En el liceo creyó que podría obtener una gaviota por sus chistes, en el Festival de Viña del Mar. Era un agrado verle, conversar con él. Cuando hubo que reparar la plaza, hermosear los jardines o comprarle camisetas al equipo del barrio “Los encopetados” él era siempre el primero en realizar las gestiones ante la Ilustre Municipalidad o ante quien fuera, con una energía torrencial que no pasaba desapercibida jamás. Mucha gente le decía medio en serio: “tú deberías ser diputado”, y él de tanto escucharlo se compró completamente esa posibilidad, el cuento. Todavía no empezaba ninguna campaña y el ángel y magnetismo de Juan Etéreo Grupeli ya sumaba votos. Todos le decían “Juanete”, que era la fusión de su nombre y la mitad de su apellido. Al igual que la presidenta de Chile Michelle Bachelet su trago favorito era el terremoto, y después de una inspiración etílica se para delante de todos los muchachos del bar y se lanza de una buena vez, micrófono en mano, totalmente persuadido de su misión, que lo carcomía: “Buenas noches queridas amigas y amigos, por vocación y petición de muchos honorables miembros de esta hermosa comuna, he tomado la decisión de postular al parlamento por el distrito 18. Sí, seré un diputado de la gente y por la gente con el lema “Juanete en el parlamento, a sus promesas dará cumplimiento”. Mi agenda política estará compuesta por vuestras exigencias y necesidades, no por los intereses partidistas o de unos pocos. Que nadie se confunda, seré la voz oficial de los sin voz, de los peatones, de los humildes. Yo los representaré sin arrugar o arreglines. Las puertas de mi oficina estarán abiertas todos los días del mes sin excepción, y seré el arquetipo fidedigno del manoseado 24/7. Espero contar con vuestra confianza en la próxima contienda electoral. Muchas gracias y salud”. El aplauso y aprobación del público fueron espontáneos y Juanete, con libreta en mano, ya anotaba los petitorios de la popular, junto con el Zoquete, su brazo derecho y asesor ideológico. El Zoquete, con una enseñanza media cumplida con dificultades, fue el primer promotor de la idea de que el dueño de la pizzería Juanete fuera un flamante servidor público electo. Le tenía una fe ciega. Desde ese día no se perdían bautizo, partido de fútbol, velorio o cualquier evento relevante en la circunscripción. Juntaron con tiempo unos buenos ahorros y elaboraron un agotador plan. Estaban en todos lados, a todo vapor, registrándolo todo y haciendo tantas promesas y conjeturas que simplemente no podía recordarlas todas. Visitó parroquias católicas y protestantes y lo único que faltó es que predicara del sermón del monte. Se multiplicaba increíblemente, era ubicuo. Conversaba con todos y abrazaba hasta los perros y mascotas, con su interminable y singular sonrisa, que era su mayor carta. La emocionalidad era su bandera de lucha. Su candidatura lo tenía alucinado y poseído, con ese rol de servidor público que asumió desde el fondo de su alma. El gran problema era que a estas alturas el presupuesto de caja era esquelético y no quería terminar haciendo afiches de cartón una vez iniciado el periodo de la publicidad oficial, así que con su asesor decide visitar al hombre del maletín que le había llamado varias veces y al que había rechazado por ética política. Juanete no iba a someterse al yugo de los poderosos, mas la pobreza reinaba. Estaba muy ajustado. El candidato sabía que sin dinero todo lo obrado se iría al tarro de la basura en un tris, así que se encuentra con el misterioso hombre del maletín en el tercer piso de un reconocido banco y holding capitalino, a evaluar contingencias y sus opciones.
-Buenas tardes señor Juanete, un gusto en conocerlo –señala el poderoso señor Ponzeta.
-Buenas tardes señor Ponzeta, gracias por recibirme. Es un honor conocerle y conversar con usted –dicen al unísono Juanete y Zoquete.
-Estimado Juanete seré honesto y directo con usted, sin muchas vueltas. Mire, yo lo necesito a usted y usted me necesita a mí. Hemos hecho encuestas, estudios e investigaciones con sociólogos, cientistas políticos y expertos en todo Chile, y le comunico que en su circunscripción usted es quien tiene hoy la primera posibilidad de ser el nuevo diputado, por eso lo llamé. Mucha gente está sorprendida y asustada con su irrupción en la política. Comprenderá que sin financiamiento su derrota política está garantizada –afirma con convicción uno de los dueños del prestigioso banco y conocedor de estos escenarios.
-Es verdad señor, mis recursos son escasos y la gente siempre me pide que le compre una torta para una rifa, que le compre remedios y mil cosas más, y ya no tengo dinero para cubrir los compromisos y costos de una campaña política presentable, arrolladora. Todos los días aparecen gastos inesperados –dice Juanete con cierta melancolía.
-Mi grupo económico decidió financiarle su campaña siempre que firmemos un pacto de caballeros –indica seriamente el banquero.
-¿A cambio de que sería el dinero de la campaña? –pregunta un intrigado y moralista Juanete, con el disgusto no disimulado de Zoquete.
-Estimado candidato, el vilipendiado neoliberalismo que hemos construido con éxito todos estos años ha traído prosperidad y libertad de emprender a todos. Obviamente no es una sociedad perfecta y necesitamos una agenda social progresiva y responsable, sin esa demagogia de los oportunistas, radicales y faranduleros. Mas los pilares de nuestro libre mercado que llevarán a Chile al desarrollo global están ahí y nadie los tocará. Sólo hay que tener paciencia y seguir trabajando. La previsión en manos privadas es parte de la libertad de elegir. Luchamos contra esos embaucadores que piensan que la salud, las pensiones, las empresas estratégicas y el cobre y casi todo, deberían estar en manos del Estado, de los trabajadores. Los socialismos reales naufragaron estrepitosamente, el estatismo es una ideología acabada y digámoslo de una buena vez, Cuba es un campo de concentración aunque los talibanes de siempre lo nieguen. Mi opción es la libertad y usted será mi gran aliado y adepto en la cámara –expresa con convicción Ponzeta.
-Señor Ponzeta, disculpe pero algunos de sus planteamientos atentan contra mis principios filosóficos –indica un profundo Juanete.
-Entonces está conversación terminó. Le entregaré los doscientos mil dólares a su competidor y caso cerrado –expresa Ponzeta en seco y en eso Zoquete le da un golpe fuerte en la cabeza a Juanete, y una bofetada que lo dio vuelta.
-Zoquete, ¿por qué me golpeas?
-Eres imbécil o te cortaron en verde. El señor Ponzeta decidió amablemente financiar tu campaña, llevarte a un triunfo seguro para que desde la cámara de diputados puedas servir al pueblo y tú, en un infantilismo ideológico lanzas todo por la borda. Ahora los afiches van a ser de cartón y tú los vas a pegar con escupe y después del humillante descalabro tendrás que vender tus pizzas en la calle porque también se te olvidó de que estamos casi quebrados, tarado. Todos los días aparece una vieja pidiendo algo –un indignado Zoquete lo vomita todo.
-Paren, paren todos, me entendieron mal. Hablé de principios, no de rechazar la generosa colaboración suya –mirando al banquero recapacita a tiempo y con la voltereta se soluciona todo.
-Estimado Juanete le pido mil disculpas por haberlo entendido mal. Entonces somos socios y estamos en el mismo equipo. Usted apoya nuestra agenda neoliberal de progreso desde la honorable cámara de diputados y nosotros financiamos vuestro futuro y los éxitos que vendrán. Espero que sea parlamentario por veinte años, con nuestro desprendido auspicio –aclara Ponzeta.
-Señor Ponzeta, disculpe la impertinecia, ¿podría adelantarnos cinco millones, por favor? –solicita un escuálido y casi desesperado Zoquete.
-No faltaba más. Aquí está lo requerido –saca cinco fajos del cajón en el acto-. Mis socios me tratan bien y yo los cuido, por mientras estemos en el mismo equipo, claro está. Yo también soy un servidor. Así que en lo que demanden, cuenten conmigo.
-Muchísimas gracias señor Ponzeta –señalan Juanete y su asesor ideológico.
-Juanete –ya en más confianza-, para que te pueda entregar los doscientos mil dólares deberás emitir varias boletas de honorarios por veinte mil dólares cada una en la que harás clases de gramática a mis empresas por un año, en tu calidad de profesor de castellano. No te olvides de pagar tus impuestos. Mi abogado te explicará la engañifa y todo y te depositaré cuanto antes –es un victorioso banquero que termina la reunión con uno de sus tantos súbditos, más relajado.

Con dinero en los bolsillos la campaña tomó otro nivel, se eleva notablemente. Empezó a comprar palomas, impresiones de calidad, llaveros, poleras, publicidad radial y más. También pagó cenas, empanadas, cantantes, tortas, botellones, rifas, bailarinas coquetas, remedios y bailongos. Corría como loco todo el día pensando en el escaño. Lo que más le emocionaba que en las encuestas iba en primer lugar por menos de un uno por ciento, lo que probaba que de todas maneras la pelea estaba demasiado reñida, demasiado, no apta para cardiacos. Juanete peleaba voto a voto, golpeaba todas las puertas, se paraba con su banda musical y danzarinas de falda corta en cualquier esquina o sitio. A veces gimoteaba en silencio porque desde su interior escuchaba una retumbante vocecita que lo nombraba diputado de la república.

Y concluida la batalla de tantos meses, llegó el gran día de las elecciones parlamentarias. Y el pueblo fue a las urnas. Juanete y Zoquete votaron temprano y se fueron a la sede a esperar los resultados. Los expertos vaticinaban una llegada estrecha y Juanete se comía las uñas y se bebía una jarra de café tras otra, y unos gramos de ron, yendo a la letrina cada media hora. Con cada hora que pasaba se ponía un poco más insoportable. Le costaba contenerse y disimular mas zoquetito, el perro fiel, lo alentaba con el triunfo y un mañana esplendoroso. A las cinco de la tarde se abrió la primera mesa de la circunscripción y comenzó el terrorífico conteo. En una mesa ganaba él y en la otra su contendor, siempre por pocos votos. Ningún candidato se distanciaba. Había que esperar y beber más café. Juanete ya no daba más y veces creía que en esta elección o eventual derrota se le iba la vida misma. Mas se mantuvo en pie, como pudo, hasta que llega por la radio lo que es el escrutinio final no oficial. Contabilizados los ciento veinte mil votos anuncia el locutor que Juanete había perdido por menos de cien votos. Ni una película de horror de Hollywood podría tener un mejor guion. Juanete entró en una depresión y angustia mortales y empezó a llorar y a romperlo todo, sin importarle las pocas visitas ni nada. Su asesor intentaba detenerlo mas el candidato derrotado destrozaba ventanas, mesas, vasos y todo lo que se cruzara por delante. Echó a todos los invitados de la sede, dándole patadas a las sillas, totalmente podrido ya, gritándoles: ¡traidores! ¡hijos de puta! ¡métanse la reparación de la cancha en el culo! ¡Viejas hediondas, me gasté una fortuna! Algunos vocablos eran irrepetibles. Cambió el café por una botella de ron y se quedó solo, completamente solo, fuera de sí, intentando dormir algo borracho, entre gemidos y una ira que no se disipaba. El último en abandonar la sede fue el amargado y leal zoquetito que también se fue sollozando, después de asegurarse de que su ebrio y sedado amigo dormía bien, en la habitación de la propia sede. Todo había terminado y nadie podía creer como se desarrollaron los acontecimientos. Los buenos amigos consolaban a un lacrimoso zoquetito que no podía cerrar los ojos, por la pena que lo embargaba, derramando lágrimas en las bancas de la plaza. Era la incomprensible tragedia humana de un candidato que corrió como enfermo mental sin descanso ni respiro depreciando sus pies en la calle por más de un año. Todo era una gran injusticia, hasta que a las cuatro de la mañana un bebido Zoquete escuchó una nueva noticia en la misma radio, que les cambiaría la existencia por siempre.
-Estimados oyentes informamos que debemos rectificar o actualizar el cómputo final de esta circunscripción porque no se consideraron siete mesas de la escuela Lautaro –barrio en el que se domiciliaba la pizzería-. Con todas las mesas cerradas a esta hora comunicamos que por una diferencia de ciento treinta votos a favor el nuevo diputado de la circunscripción es don Juan Etéreo Grupeli – anuncia un trasnochado locutor.
Zoquete enloqueció de la alegría de inmediato y en tres segundos quedó totalmente sobrio, y saltando como un canguro rojo se puso a gritar sin pudores: ¡ganó el Juanete! ¡ganó el diputado del pueblo! Algunos amigos y simpatizantes se empezaron a reunir en la vieja plaza y se fueron raudamente gritando la victoria a la sede de un candidato que estaba borracho, y en su quinto sueño. Y Zoquete echando la puerta abajo y en medio del júbilo despertó casi a patadas a Juanete y le increpaba en la cara descompuesto de dicha.
-¡Juanete ganaste! ¡ganaste! Eres nuestro nuevo diputado por Lo Prado, Cerro Navia y Quinta Normal. Despierta amigo, levántate y anda.
-Zoquete – Etéreo está totalmente desconcertado por tamaña noticia-, si es una broma te mato aquí mismo. Mide tus palabras –era la expresión de alguien que ya sabía lo que era volver de la muerte.
-Amigo del alma, faltaban siete mesas y en el cómputo final la radio te nombró como el nuevo diputado del distrito 18. Te lo repito: venciste. Ahora dúchate, aféitate y vístete porque a las 9 am se te viene la primera entrevista. Me llamaron al celular, tengo todo preparado. Tu nueva vida comienza ahora, mi querido compadre.
Al excadáver también se le quitó la borrachera y todo y tratando de contener la inmensa alegría y emoción dialoga con los periodistas en la puerta de la que es desde ahora su sede parlamentaria.
-Don Juan, ¿qué siente con tan apretado triunfo?
-Lo importante que la voluntad popular se ha manifestado. Estoy muy feliz de representar a la provincia en la distinguida cámara.
-¿Dónde esperó los resultados? ¿estuvo muy nervioso?
-Si bien hubo un nerviosismo natural en el conteo conclusivo de votos, mantuve siempre y en todo momento la serenidad de espíritu que la situación ameritaba, subyugado en todo momento al veredicto del pueblo, y con la conciencia tranquila de haber trabajado bien. Soy un hombre calmado, por naturaleza.
Terminada la entrevista y después de un buen descanso Juanete se dirigió a “La potoncita” para celebrar como corresponde tan magnánimo triunfo, bailando rocanrol. El regocijo en el lugar era una plaga.

El 11 de marzo Juanete juró como flamante diputado y el primero en felicitarlo fue Ponzeta, su gran socio político-financiero, de aquí en adelante. Llegaron a ser amigos. En la sede atendía a casi todas las personas pero se estaba agotando su paciencia así que regañó cariñosamente a su asesor ideológico.
-Zoquetito, me traes puras viejas feas con problemas terribles ¿Qué culpa tengo yo del sida, del embarazo precoz, de la infidelidad, de la delincuencia o del alzhéimer? Tráeme mujeres bonitas será mejor. Selecciona Zoquete, selecciona, y así nos divertimos los dos. Las fiestas privadas no fenecerán jamás, menos ahora. El vino y las mujeres yo las pago, como en todos estos años. Adelante amigo, con fe. El porvenir nos pertenece.

Juanete como diputado fue reelecto varias veces porque tenía cada vez más un potente financiamiento y aprendió bien todos los trucos y fechorías del kamasutra político. Nunca pellizcó a los poderosos, ni en broma. Cuando terminaron sus servicios a la amada patria como parlamentario se compró una pequeña cadena de pizzerías y algunas propiedades y volvió a “La potoncita” a mostrar sus dotes de bailarín de rocanrol, con su peculiar y prestigiosa sonrisa.




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JAIME FARIÑA MORALES

ARICA-CHILE

viernes, 9 de febrero de 2024

LA RULETA RUSA DE ALLENDE - POEMARIO 2024

    

       1

Codiciaba materializar una revolución
en paz, conviviendo con un pluralismo muy acotado.
Pretendía cautelar la libertad y la democracia
invitando a un tirano déspota a que nos predique
de la sangre derramada de los enemigos
en una isla que es un campo de concentración.
Si orinas sobre una foto del premier te vas preso.

2

El socialismo científico y el utópico
son desemejantes, por donde no se les dé una ojeada.
Cada uno contribuyó con robustez en la rodada,
en el descalabro sorpresivo del sueño antiamericano.
Probeta doblada, delirio lancinante.

3

El congreso marxista
puso a la democracia en el cadalso.
Violencia revolucionaria
o violencia contrarrevolucionaria,
sin terceras vías, sin revisionismos,
sin fluctuaciones, sin berrinches,
descabezando el alto mando, la propiedad privada,
entre otras iniciativas.
Revolución sí, reforma no.

El octubrismo fue una canción penetrante
que rebobinó un pasado casi glorioso,
que interpretaron a todo pulmón,
poseídos, pasmados, en la plaza Italia,
desestimando la tolerancia,
el amor a los bienes del prójimo.
El sedicioso vehemente que reside adentro
reflota de vez en cuando
con rostros de nalgas.

4

Los persuadidos no ceden, no se acomodan.
Todo o nada.
El Chicho es la gloria completa
o un averno sin piedad.
Se escuchan los atabales de la refriega drástica.
Un periplo implacable nos realzará.

5

La Revolución cubana
conquistó el corazón del marxista criollo.
La Sierra Maestra pavimentó el itinerario.
Un campo de entrenamiento guerrillero competente
mueve la aguja, a la Organa.
Hay que persuadir al blandengue,
al conversador, al locuaz, al valentón.
Algunos jóvenes socialistas con pelos en el pecho
iniciaron su preparación armada en Guanabo:
los posgraduados son un brocamantón,
que siempre reluce.

6

En el congreso marxista de Chillán se fusionaron
las aspiraciones sacras, las calles de oro.
Las columnas del Che se sentaron con un cirio.
1967 fue al año de la profecía.
La muerte del apóstol argentino en Bolivia,
después de rendirse como un cobarde, los irradió.
La transformación profunda de la Republica
precisa derramar toneladas de tripas burguesas.
El mosquetón insurrecto juega de titular.
La democracia le paga a cada ramera de periferia,
el pacifismo pule las máscaras del demonio.
La cortedad de los Elenos congeló las balas.

7

Aterrizaron en La Moneda
y algunos perdieron la fe porque ya no creían
en el descabezamiento de los altos mandos,
de los pitucos, de los grandes negreros.
Pretendían neutralizarlos, al otro día no;
piropeaban cierta concordia, al otro día no.
Recapacitaban entre Tongoy y Los Vilos.
Eran pocos los que se supeditaban
a la pureza de la Revolución y sus aureolas.
Más allá de los peroratas abrasadas
los bastardos no mataban ni una hormiga.
Las grietas del espíritu combativo trancan la pelota.
El cementerio que formulaba el Comandante Pepe
era el arcángel Miguel con una bazuka.

8

El ideario marxista
no fue la única materia prima
de la debacle.
Otros, sumaron su frenesí inconexo,
su militancia paranoica,
su sectarismo fiel.

9

De los que se radicaron
en la Alemania socialista,
ninguno levantó su voz
por los ultimados en ese Muro
que detestaba los gérmenes de la libertad,
nunca, ni en los pasillos.
Nunca cantaron tomados de la mano
la canción “Libre”, de Nino Bravo.

10

De la revolución en libertad
al capitalismo en libertad.
De la vía chilena al socialismo
a la vía chilena al capitalismo.
Los tiros salen por la culata
cuando el tozudo apunta mal.

11

La inflación
es la encargada
de organizar adecuadamente
el empobrecimiento cierto y despacioso
de los denostados, de los desatendidos.
La emisión es su brazo derecho.

12

El conflicto proveyó mi leche materna,
el resentimiento disoluto elaboró mi perfil.
En la universidad aprendí a odiar
con altura de miras, con los ojos rojos,
delineando designios anómalos, chocadores.

13

En el campamento de Chaihuín
se adiestraban las huestes del Che.
Eran la vela encendida
de ese sol que se arrimaba con certezas gruesas.
Cada uno con su trabuco, con sus dogmas.
Es la fase superior del proceso sacramentado,
de la lucha política, de la gesta.
El Partido negará su existencia y personalidad jurídica.

14

Unidad Popular, expresión local de la Revolución.
Primero con votos, y en el punto de quiebre, con carabinas.
“Si llega la hora, armas tendrá el pueblo”.
Todo paso a paso, solapadamente.
El MIR y sus colegas se acondicionan físicamente
en medio de un escenario babélico,
porque algunos no controlan su ira, su ansiedad.
Una monserga con tirria recluta a varios.

15

Salvador Allende obtuvo la primera mayoría,
es el próximo presidente de Chile.
Se honrará la tradición democrática,
como lo hubiese hecho Stalin.
Firmó el estatuto de garantías en un tris
y prometió todo lo que pidieron y más,
con el estómago en el suelo, con aspavientos.
Un revolucionario con ética es una bala perdida.
La candidez robusta se apoderó del clima.
Todos los días nace un idiota.

16

“Utilizaremos primero la ley,
después la violencia revolucionaria”.
No es el exabrupto de un bebedor experto,
es un mensaje al centro del alma, al núcleo:
una reprimenda a los descarriados,
irresolutos y malparidos;
la beatificación del procedimiento;
una granada en la axila izquierda.

17

No sé,
no sé si vociferaré a los cuatro vientos
que la DC fue una golpista,
con mascarilla y la voz ronca.
Han intentado con vigor,
que todo pase desapercibido,
por pudor.
No sé, mmmmm,
no sé si decirlo.

18

Se quedaron dormidos.
A los Elenos les faltó viveza criolla.
El castro-guevarismo depositó su confianza en ellos
y defraudaron a toda esa América Latina subversiva.
Ese aciago once de septiembre
los combatientes no se presentaron a trabajar,
a desempeñar sus sagrados deberes.
Se los tragó la tierra.
Con la arengas surrealistas vespertinas aviesas
y la fanfarronería descerrajada e ilustrada,
no alcanza, no es suficiente.
Las apologías, las lanzas y los misereres
se cayeron en un efecto de dominó.

19

Altamirano arroja la última llamarada
con más impotencia de lo previsto.
Los fogonazos se desploman en los estercoleros.
La radicalización ya no posee ni vitaminas ni reclutas.
El Estadio Chile fue un anticipo de los velorios.
Ese 9 de septiembre le puso la lápida
a la caravana de desaguisados y tropelías.
No era la hora de la autocrítica honda
y siempre fue reacio a los acuerdos
con sus enemigos políticos.

20

Era un revolucionario entero,
un miembro de la UP comprometido
con la con la construcción del socialismo.
Fui un guerrero incondicional en cualquier tablado
hasta que escuche a Su Excelencia
dirigirse a Chile, por radio Magallanes.

21

El PS condenó la invasión a Checoslovaquia.
La Unión Soviética era un violador, un paria.
El Presidente popular pasó el sombrero en el Kremlin.
Atacan al diablo y después lo besan.
Los unos y los otros entraron al gabinete.

22

En las primeras tomas de tierras
usaron hachas, palos, chuzos y otros.
Con el tiempo se presentaron con alegría
los rifles, escopetas y pistolas.
El progreso tecnológico fue notable, esperanzador.
El régimen aplaude debajo de la mesa,
el caos se oficializó sin un decreto: fue mágico.
La propiedad privada es un hueso prehistórico,
la paloma blanca ya no vuela.
Con gambetas convincentes al estilo de Pelé
tapo los agujeros y actos criminales.
El hombre nuevo se lo robará todo,
más temprano que tarde.

23

Los miguelitos
eran el hermano menor
en la lucha.
Fastidiaban lo suficiente
en modesto silencio.

24

Avanzar sin transar,
sin negociar con la DC,
con los privilegiados.
Avanzar hacia el poder total,
hacia el totalitarismo
o morir en el intento.

25

El periodista
que lucha por la Revolución,
su dios,
se desmarca
de la verdad,
de la objetividad,
de la sapiencia,
y se transforma en un lacayo rojo,
en un feligrés.

26

El hombre nuevo
no modificará su naturaleza egoísta,
sus miserias,
ni con juicios políticos deshonestos,
ni con la corriente,
ni con los pelotones de fusilamiento.
La redención va por otra ruta.

27

Estatizar es iluminar la senda,
la violencia despedaza los obstáculos.
Hay que promover la colectivización,
el control de la prensa,
el odio de clases,
la intransigencia inmaculada
y llegar a buen puerto.

28

Dentro del horario laboral
soy un funcionario oficialista “apegado” a la ley,
hasta que den la contraorden.
Terminada la jornada
soy un contestatario irritado,
un loco de patio.

29

Traía su palabra pulcra
con olor a pólvora.
Sobre una montaña
y con una oveja verde en su regazo
nos entregó su sermón tembloroso,
el recorrido del túnel infinito.

30

La propiedad social les generaba dicha:
disminuían el crecimiento económico
y la variedad de la oferta.
La propiedad social les generaba dicha:
disminuían la producción y el abastecimiento.
Una hambruna de bajo perfil era posible.
La tarjeta de racionamiento de La Habana
divinizó el apetito voraz.

31

Los bultos cubanos
fueron una caricia combativa del Comandante,
la recatada primera piedra
de la victoria militar huasa que ya se palpaba.
Las metralletas, los cohetes y las municiones,
le levantan el ánimo a cualquier socialista
bien nacido.

32

Chile eligió a un marxista de presidente,
hecho único en el planeta tierra.
Nadie más se atrevió a semejante epopeya.
Somos un pueblo especial, adelantado.
Los cinco continentes nos envidian.
Cuba derrotó la glotonería de un solo zarpazo.
Apoyarán con un altoparlante el Estado de Derecho,
hasta que no exista derecho alguno, sólo privaciones:
y se bañarán en el río Éufrates.

33

El panfleto es mi catecismo,
la consigna mi programa de la administración,
la contradicción mi desayuno,
la esterilidad mi as bajo la manga,
las evasivas mis mejores misiles.

34

Defendí el mandato
con el dedo en el gatillo,
escoltado por mis bravos.
Las ardorosas masas
de comunistas, socialistas o bravucones,
vinculadas al proceso transformador,
no hallaron el domicilio de La Moneda.
Morí solo.

35

La DC puso a la UP en el sillón de O´higgins, con altruismo.
La Unidad Popular no respetó las garantías,
los dictámenes, la constitución ni el sentido común.
La DC confió en el honor de los marxistas,
con una vela en cada mano y flotando en el aire.
La Unidad Popular quería dividir y aplastar a la DC,
a la derecha, a los empresarios,
a los emprendedores y soñadores,
y quedamos colgados de un hilo senil.
La DC puso a la UP en el gobierno
e ingresaron al confesionario,
pensando que tenían perdón.

36

Muchas compañías han sido expropiadas,
y luego evaporadas, sin prisa.
De todo lo rapiñado el pueblo es el patrón,
también de los elefantes blancos,
de los escombros, del despelote,
de los últimos fémures de las empresas.
El Estado es la antípoda del Rey Midas.

37

El déficit
es un bienaventurado adorado,
muy citado,
un armígero siempre acuartelado,
la vela más grande del entierro.

38

La firma es de los trabajadores,
las utilidades no son una primera necesidad.
El mercado negro gana medallas,
las materias primas se rebelan con insolencia.
Una producción de bienes y servicios sobre cero
es el paladín de la nueva utopía, concreta.

39

El que no era allendista
era un fascista,
un hitleriano,
un acomodado recalcitrante,
un empleador desalmado,
un traidor a los desplumados,
un imperialista abyecto,
un momio.

40

Un partido único
repleto de luz
guiará al pueblo,
al gobierno,
al parlamento,
al poder judicial,
a la congregación,
hacia su destino insoslayable,
hacia la exaltación
de la escasez y las penurias.

41

Llamar a las Fuerzas Armadas
a ser parte del gabinete
no era parte del plan
revolucionario.
La “no deliberación” se extravió.
Llamar a las Fuerzas Armadas
a que se tomen el poder
ya era parte de un plan
contrarrevolucionario.
La “no deliberación” se desató.

42

De un fierrazo en la cabeza
el “avanzar sin transar”
liquidó sin misericordia
el “consolidar para avanzar”.
Los extremistas ganaron la batalla
y se tomaron el mando, las calles,
las propiedades y el vino.
El presidente se dejó llevar por la marea
de los irracionales y sectarios.
El resentimiento extremo vivía su apogeo.
Quedó atrapado en su propia maraña,
en su propia ensalada rusa.

43

La doctrina Schneider no se aplica en Cuba,
en las tiranías consolidadas.
Es un instrumento temporal, una artimaña,
un elemento más en el cínico peregrinaje marxista,
hasta que la democracia sea triturada
y las burlas a los candorosos
sea generalizada.

44

Cuando se tomaban fundos o empresas
abusaban y delinquían y exasperaban.
Dejaban atrás, en el retrete,
ese panfleto saturado de sarcasmo:
“pluralismo, democracia y libertad”.
En el asesinato no eran pluralistas,
sólo le disparaban a un sector político.
La democracia iba y venía,
aparecía y desaparecía.
La libertad es útil para suprimirla.
Quedaron embobados con el totalitarismo,
su patria natural.

45

Nunca un país socialista creyó
en la “vía chilena al socialismo”, ninguno.
No era una vía,
y menos al siempre sangriento socialismo.
Era una utopía sobrevalorada y sin sentido
entre los quiméricos ultras.
El infantilismo y la insubordinación,
la obstinación y la rabia de los chuchos,
la pedantería y el rencor enfermizo,
las trancas y las cabezas llenas de piojos,
fueron los materiales de una tragedia griega.

46

La Escuela Nacional Unificada
es laica, protectora de los vilipendiados.
No se requiere fomentar la religiosidad, el emprendimiento.
Hay que fabricarlos en serie y de un color.
Es el equivalente a una formación teocrática.
La transición al socialismo pide cerebros alienados.
Al cuerno con la libertad de enseñanza.
Se desfigurará la barba de Marx por una temporada.

47

Avanzar sin transar,
apresar todo el poder,
dar de baja a los momios,
edificar el socialismo con amor
y emborracharse celebrando.

48

En los últimos estertores
algunos intentaron ser leales
después que me mortificaron
en toda mi presidencia.
Que Partido más hermoso.

49

Militares en un gabinete marxista,
sin dientes ni poder alguno,
al servicio breve del ideal revolucionario.
El desmadre no duró nada.
Dar vueltas en círculos,
ganar tiempo y no solucionar nada
y esperar sentado el funesto día D.
La guardia pretoriana caducó.

50

Hacer un pacto cuerdo con la DC
o esperar el abrazo del oso del MIR.
Estoy en la mitad del camino,
sin dirección, titubeante,
con la estantería en el suelo.
Decir una cosa, hacer otra.
Canonizar la vacilación es marchar al purgatorio
en calzoncillos y con la ira atragantada.

51

La ortodoxia socialista
resignó todo, por sensatez.
El nombre del partido quedó igual, nada más.
Arriba la democracia burguesa
y el insoportable y fecundo capitalismo.
Comulgan con ruedas de molino,
con un mutismo místico, a contrapelo.
En la prudente Concertación inicial
caben casi todos.



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JAIME FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
jfm

































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