Me casé con un hombre más joven que yo y me reí varios años como una quinceañera. Ayer él halló a una joven libidinosa, quince años menor que yo y extravió hasta su nombre. La fidelidad es un principio moral. Es viscosa la lucha por los valores familiares. El papel de víctima me sale bien. Busco una solidaridad barata y llorosa, entre las tontorronas. Tan alucinado está con la muchacha que yo simplemente dejé de existir para siempre.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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