La mecánica del rito es como el nado sincronizado, como un desfile militar profesional. Te sientas y te paras, te paras y te sientas. Rezas con los ojos cerrados un minuto o menos, escuchas sentencioso la epístola de San Pablo, digieres la hostia renovando la santa fe. Pones un rostro inmaculado hasta el fin de la misa. Todo está programado, todos están sitiados. La espontaneidad vehemente es un descalabro.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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