Desde mi hermético monasterio intento colaborar, con plegarias, desanudándome de la agonía de los conurbanos, del prójimo, de ese mundo real que estremece. Somos un faro de esa luminosidad que nadie ve. Estoy concentrado en la lectura y la meditación, con los ojos cerrados y desconectado de todo abatimiento externo. Tan bien oculto estoy que las miserias del país no me afectan en nada.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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