El cirujano partió en dos una pelota de básquetbol y se la puso debajo del final de la espalda. Ella recuperó la dignidad y la prestancia. Camina radiante por el olimpo de la rijosidad con un activo que brilla en toda hora. Su alma recuperó el aliento, su entusiasmo por la vida es contagioso. Es otra persona.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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