Para cantar o dirigir en este templo evangélico pertenecerás a la mafia del pastor o a su familia. El talento divino no vale nada, la predisposición no sirve, las oportunidades a otros no existen. Los que se sientan en la primera banca mandan en todo. Los convertidos a Cristo se ríen higiénicamente. El pastor cobra con celo los diezmos, las ofrendas, las primicias y toda colaboración que indique la imaginación. Hay que cuidar el patrimonio con ángeles armados. Promover a cristianos genuinos y desconocidos es un riesgo inaceptable.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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