Con mi conciencia
limpia voté por el candidato Ochoa que representaría el interés general, los anhelos
populares. En los últimos dos siglos, desde que nació la república, el congreso
no ha realizado ninguna transformación profunda en beneficio de los más
desposeídos. La legislación social vigente, a veces benigna, no perfora el
poder real y último de los amos de la patria. Seguimos siendo esclavos, con eslóganes
y pancartas tibias. El goteo es la solución responsable. La nacionalización de
la gran minería y de los otros recursos es retrógrada, peligrosa, insensata. El
señor Ochoa desplegó su publicidad electoral por todos los sectores y medios
gastándose una pequeña fortuna, de origen desconocido. Mañana comienza una
nueva era dice él. Al votar por el futuro diputado Ochoa deposité mi confianza
en un futuro mejor, aunque todos comentan que el congreso es un subordinado más
de los poderosos, del gran capital. La esperanza es lo último que muere,
después de la candidez excelsa. Los corderos van a la urna con desplante y la
frente en alto.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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