Pretendiendo ser honorable
con mi novio le conté lo más relevante de mi pasado coqueto, algunas vergüenzas
y descaros. No iba a engañar al que amaba y candidato a esposo. Opté por la
transparencia, por dormir bien, por poner las cartas sobre la mesa de una buena
vez. La mentira y el secretismo traen corolarios, pesadumbres. Ahora mi novio
cada vez que se enfada conmigo me recuerda con los lujos y detalle lo relatado,
con una memoria fotográfica envidiable, conjeturando de todo y adicionando
episodios eróticos que ni imaginaba y que ni por cerca eran parte de mi profunda
confesión. Los hombres poseen una mente lujuriosa y egoísta. No enojarlo nunca
más es la solución, caminar sobre vidrios rotos, o me quedaré sin torta de
bodas.
Del blog índice LAS SOTANAS
DE SATÁN
No hay comentarios:
Publicar un comentario