Es indignante
que una adinerada pueda asesinar a sus hijos no deseados en una clínica privada
con todas las comodidades y la mujer pobre no. El niño no nacido no posee
ningún derecho, menos si tiene una progenitora antojadiza. Si una mujer rica
puede matar a los bebés que no desea, la mujer pobre también debe tener el
derecho de masacrar a sus hijos no deseados, con ciertas comodidades e higiene,
también. Así construimos una sociedad más justa, en donde la impunidad y los
cuchillos se distribuyen a todos los sectores sin discriminación. Y entonces el
vientre es un patíbulo dinámico, una silla eléctrica, sin cinismos. La justicia
no posee dos caras. La ciudadana que libremente lo desee, participará del
genocidio en un contexto de igualdad, sin complejos ni reproches. La matanza de
inocentes debe ser un derecho inmortal consagrado en la constitución política,
dándole de esta forma más seriedad y dignidad a la ilustre causa. El que no se
pueda defender se muere. Nuestras marchas dieron un fruto abundante. Viva el
aborto libre y generoso. El feto es un ser humano que siente y que espera su
gran día: ver el sol. Cuando amanezco con el ánimo cambiado la vida es sagrada.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
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