01) LA RAZÓN DE LA FE
I
El dogma de la fe nace de la gracia de la fe.
El dogma de la incredulidad nace de la desgracia de
la altanería conspicua.
El dogma de no matricularse con ninguna afirmación
es el más truculento y chuchumeco de todos los dogmas.
El siempre deplorable y árido ateísmo es la
expresión espiritual máxima de la arrogancia.
La fe en el Redentor es inconmensurable y sublime y
se cuelga al culmen del gozo de un solo estacazo.
La razón ha rayado su chiquito campo de juego con
un abismo insondable y melodramático, habitando en la pigmea y desoladora
caverna de lo posible, lo probable y lo mamarracho, blasonando.
En aplaudir lo que los intelectuales loan y en
masticar lo que el gentío rumia no hay significación, fanales ni vomipurgantes.
El sordo más espeluznante es el pensador presumido
con una parlería de manso y humilde y escrupuloso.
La inteligencia solitaria siempre termina en esa
flamante sima desahuciada, agobiada de homenajes, condecoraciones,
perforaciones inciviles, partidarios naufragados baturros y pordioseros
engominados.
La razón y la fe forman esa yunta que te
arrastrarán a la santa cruz y a los anaqueles, a la complacencia y al cabeceo
al filo de la navaja, a la cueca bien zapateada y a las pajuelas prendidas.
Sin fe, las semillas son semillas,
con fe, contratarás un cúmulo de cuadrillas de
guardabosques.
La razón es un círculo vicioso menguante ermitaño
dedicado a evadir la emancipación del alma, mediante las más sesudas maniobras,
enlabios y portazos.
II
La fe no es: el refugio de los cobardes y
pisiricos; la panacea de los enclenques fogueados; la excusa de la injusticia
cometida; la adarga de los estultos y perdedores.
La fe es: arriesgarse a tenerle fe a la fe; acoger
al Verbo encarnado con un corazón de mantequilla; es ser honesto con aquello
que no ves y presientes; intuir y actuar.
Los valientes pegan su dedo al timbre de la verdad.
La fe en el Manumisor te destierra de la
infelicidad.
Creo, luego existo.
Creer primero, para ver y sentir la evidencia,
y saldar así la gresca de los siglos.
A través de la epistemología y el raciocinio los
tontos y analfabetos quedarían excluidos de la posibilidad de acordonarse al
candil.
El medio ecuánime y alcanzable por todos
y en igualdad de condiciones es la fe.
Cualquiera adora a Dios, es sensato.
Amarle es más que empapelar la oquedad.
La contumacia es más granítica que la curiosidad.
III
Fe y razón juntas o ¿duda y sinrazón? La
trascendencia como tal sería inadmisible, un pegamento de chiflados descalzos,
una aventura desde el más acá. A continuación del salto vivificante es
esquemática, proficua y pulquérrima. El hado de la duda locuela es la fe y el
de la razón es inquirir con avidez y una mente abierta a los vulturnos, de
quien es complemento y por qué resopla desinflándose, en cada caramanchel y
merendero ¿Cuál sería la razón del no ser de la razón?
IV
La fe se divorció de la razón y el hombre es ahora
libre y posmoderno.
La razón arrastró al ser humano por los recovecos
del oro de los tontos, rescatándolo de cadenas que no poseía, ofreciendo una
paz bañada en sangre.
Y sólo estamos a mitad del camino y ya la diosa
razón nos lisia con la desesperanza, el nihilismo, las tarquinadas, la sandez
dura y otras boscosidades.
La fe se divorció de la razón y el hombre quedó
encarcelado a deseos torcidos en el arenal de las miserias.
La ansiedad señorea telepáticamente.
V
El despotismo sublime de la razón,
la intransigencia insuperable de los progresistas,
el absolutismo del humanismo laico,
los berenjenales de la incoherencia anunciada,
la intolerancia de los tolerantes,
los mechoneos y mecimientos de Artemisa,
los orinales del deseo.
VI
La razón no posee moral ni patria y sí devotos
fanáticos.
La divina razón reemplazó a la divina religión.
Maquiavelo fue el segundo maestro, el Romano
Pontífice el primero, con principios desligados de toda moral, que se
subordinan a los vientos que soplan ahí.
No hay mucha luz cuando se critica la superstición
y la perversidad extremas.
Todos los hijos de la razón terminan ciegos y
atrapados en su lógica sin pilares.
La descomposición mental cadenciosa es la madre de
todas las edades de la Razón.
02) LA REALIDAD DEL IDEAL
I
La rebolluda realidad del alma es la corporeidad de
la siquis.
La siquis es el vicariato del alma, su ecografía.
El inerte espíritu humano es el vocero del Creador.
¿Por qué la larga siesta del vocero es tan pesada
que ni mil besos de una princesa azul amartelada lo desadormecen?
El vicario aguarda en un subacuático encallado las
instrucciones de la voluntad, fumándose una zozobra que se hincha más y más,
enganchada a un ideal con racimos de interrogantes perennes, irritantes,
esferoides y pasilargas.
La vida reanimará al vocero y la juerga incesante
será la credencial pechiblanca.
II
La razón lo invita a un mundo ideal y a su voluntad
la atrapó un embuste pulido por los linteles de las suspicacias altivas. Su
ideal, por ser un imposible, es caricaturesco ¿El cigoto de la razón y del
perfil del materialismo son la absurdidad, el azar, la petera y los motetes de
cada corcho, bornizo? La razón y el jumento no poseen luz natural, ni
discernimientos ni cargos de conciencia, y ni siquiera es ciega, obtusa o
tremebunda. Sólo es el reflejo del alma, del ser. La mente sola es una linterna
sin baterías, un funeral altisonante sin un cadáver.
III
Sí, el hombre está desamparado y botado en el
basural
como un quiltro con lepra.
Esto es así desde que lo deportaron.
Las consecuencias de la decadencia nos afligen,
el nuevo hombre sin Dios es el desgraciado de
siempre
y los filósofos secularizados dan palos de
ciego,
plastificando fragmentos meapilas y alacenas de madera.
03) NO LO CREERÉ
I
La calamidad de ser un escéptico te escupe en cada
monólogo y recodo.
Con la trompa de Eustaquio en el lodo, es una
bribonada ser un curtido catedrático.
No venerando al Dios y Salvador adquirirías la pose
de un bípedo inteligente. Deshabitado está el patio trasero de tu frente y nada
de nada experimentas alrededor.
El adicto a Cristo Jesús es candoroso y tú eres de
un prospectar agudo.
Por las cuatro esquinas eres tozudo y atrancas tu
cacumen con alborozo.
II
La congregación de los escépticos milicianos se
reúne en su rosigada iglesia, sin crucifijos ni persianas ni romerías, y a
veces, eleva un ángelus por Grecia. Desestiman la fe pura en el Omnisciente
estampillando por doquier sus frenéticas encíclicas.
Peregrinan con sus pagodas a cuestas.
El alma jamás se contentará en sus basílicas.
III
El ateísmo es una religión con recelo que instituyó
a la negación recalcitrante como su beatífico jubón, yelmo y refugio.
El renombrado florecimiento del Mesías lo soslayan
con garambainas y subterfugios.
El ateo es fundamentalista, ocluido y envarado, y
no labra la dicha ni en sí ni en sus semejantes.
El medallero de los difuntos píos lo conturba.
Los inservibles desahogos en la hora del adiós van
a ser donosos, cianhídricos y abundantes.
IV
Soy un discípulo febril del escepticismo,
un ortodoxo de la incredulidad esencial.
Niego al Gran Arquitecto con una religiosidad
acérrima.
Me nutre, me forma, me chamurra, me deforma:
me es un influjo irresistible y dulzón,
y con mi testimonio evangelizo a los peatones y
corolas.
Los escépticos sacros son mis patriarcas, luceros y
barotos
en la autovía estigia.
Yo asevero fijamente que no hay que creer.
¿La fe es un salto impugnable a lo invalorable?
¿Cuánta sal aporta el descreimiento?
El rehusarse así es un provocador acto de fe.
V
Cavo con bríos, dentro de las medidas,
el volumen es perfecto, espero mi día.
Nadie colabora, escribo solo mi epitafio.
He sido coherente,
la soga que tengo hoy es mi prefacio.
VI
La culpa es un sentimiento sincero interno,
una declaración de lo que es el mal
y el desasosiego es su expresión más tangible.
El culpable honesto busca la respuesta más allá de
lo natural y obvio.
El templo de la conciencia es una esquirla del
Creador
y la muerte ya no es una duda espesa.
¿Y si me libero de un credo que es cierto?
¿y si el nuevo dogma es fructífero como el
capricho?
La obsesión de no poseer convicciones es un cepo.
Los débiles y malogrados están destinados a
levantarse
y los superhombres terminan llorando como niños.
El espejo muestra con enjundia una parte de mí.
04) PORFÍA SUPREMA Y TRANSHISTÓRICA
Las ideas ciertas reciben sus calorías y
entremesiles de la nueva alianza y los ríos cuerdos, después de una cadena
impepinable de porrazos no sazonados y sulfatados, siempre aterrizan en el
ancho mar. Los pensamientos poéticos y patéticos y quiroprácticos que soñaron o
deliran por abrazar de pie la luna con una mano, están predestinados a
convertirse en un lago confinado por las deliberaciones de la Historia. El
océano es el paradero engalanado de las aguas pías que marcharon con sus
atabales a la puesta de sol hasta besarle el pómulo izquierdo. Coquetos son los
pantanos deturpados que escoltan el largo andar del viajero veraz y
leccionista. Los preceptos lavoteados que convencieron a las masas,
despreciando con altura de miras el oráculo divino, hoy ven aprisionados, el
raso fluir de la verdad. El debate intelectual prominente en el fango es
infecundo y la almohada altera tu espinuda y trasvolada armonía. El barranco
adulón aportilla tus reflexiones descarnadas. Con el descarte de la encarnación
de Dios, todo análisis tramita burocráticamente su declivio, y la conjunción fajada
de estos forman el panteón de los anhelos cremados ínsitos e insolutos, y de
los dioses miopes idolatrados o tontilocos. La montaña fue equitativa al darle
a los presentes las mismas posibilidades de zambullirse en la verdad. La
ideología punzante no se adentra en el mar. Su especialidad es chapotear en la
orilla con brillantez, abnegación y con la toga palmada puesta e invigilada.
Las conclusiones magníficas con sus escrocones se encarpetaron en una laguna
académica incandescente y formalote, con la sequía con forcinas como superficie
y fondo. La playa es el puente felpudo de sabios y halacabuyas. La sensatez se
subyugó al evangelio amonestador.
05) LA TAQUIMECANÓGRAFA
La ética fue vislumbrada y sombreada por el
espíritu,
no fue diseñada por la racionalidad o la
didascalia.
El cacique de las pasiones y del ponderar es un
alma libre y aradora
que no pernocta bajo la farola.
Lo que resuena en el alma la lengua lo reproduce.
La mente es una manipulada, un trasoír, un retumbo
de, un tributario.
La razón no es una república independiente.
06) LAS PROPIEDADES DE LA NADA
I
Vuelo ungido y absorto por los intestinos del vacío
cartereando evidencias para que desde la nada nazca al menos una diminuta
esperanza o un machuelo. Nada hallo, nada atornillo y nada reverbera, porque en
la nada nada hay, ni siquiera un tufo deslomado o desgalichado, o de otra forma
ya no sería la nada, la nada misma. Relincho desengañado y avellanado: ¡nada
por aquí, nada por allá! Como la nada nada es y nada genera, con nada me quedo
y se cierra el arcón. No ridiculicen mi irreverencia disfrazada de modestia.
Codiciando en la antecocina con una fe integrista que la nada por sí sola o por
sí misma deje de ser nada y se transforme mágicamente en una partícula, en una
chispa o en un pirgüín, he derrochado años martillándome el casco. Nada merezco
y nada gulusmearé porque después de la fenomenal travesía, la nada continuará
siendo nada y sus enfermizos prosélitos unos hijos y mitrados de la nada y nada
más. Soy un retoño de la nada, de la nada enaltecida. Nada más el triple de
nada es nada, sin esguinces. Nada cuesta entenderlo, todólogo arrastrapiés. Si
rezan con el estómago en el adoquinado, la nada por ser nada nada inventará,
excepto ovejas materialistas radicales que insisten con su corazón y ombligo
elevados al cielo: ¡glorificada y sublimada sea la nada! La nada, como fuerza
instauradora, es un disparate de la pedantería diligente y emperejilada.
II
A la nada le sobran adulones místicos,
confederaciones y brigadas de lameplatos. Con su tozudo historial, la nada guía
voluntades a la nada, malgastándose por nada. Por medio de una fe fantasiosa y
nictálope, el ateo confía exaltadamente que ningún saber confiable camina por
estos callejones descremados y camiseados. Enganchado a su descuadernada
autorrevelación desdeña: los enlaces probados por los autos de fe; el complejo
y feraz metabolismo de la redención; el cambio climático desde la isla de
Patmos; los videos que repletaron el cañón del colorado con martirios, buenas
obras y taquiraris; el amor que sobrevivió al complot luciferino; las bengalas
y el incesante guitarreo de esa dimensión parcialmente tastada; las
manucodiatas y no los mimodramas del meigo.
¿Cuál es el embrión de las fluctuaciones del vacío?
El nihilismo es un salterio impresentable.
El vacío nunca estornudó, nunca niñeó.
La polisarcia del púlpito del ateo es un
publirreportaje.
III
¿Qué sería del papahuevos sin la nada?
¿qué sería de la cosmología local sin la nada?
¿qué sería de los tatarateos de los tarúpidos sin
la nada?
¿qué sería de la ciencia exacta sin la nada?
¿qué sería de los paradigmas de Teseo sin la nada?
¿qué sería de la baba escofinada sin la nada?
La nada nos da el aliento de un querube,
nos vulcaniza en cualquier punto del recorrido,
nos da una posibilidad de ser amados,
nos da una antropometría antibacteriana,
nos da un credo terco y atractriz.
IV
La nada transitaba por ningún lado paseando a su
perro y repentinamente se puso imaginativa y ¡boom!, emergió el hidrógeno, el
helio, el cactus, el sistema nervioso, la truhanería y la fe. Intentando
encarrilar a la humanidad derrumbada la nada nos ha abastecido de cientos de
disímiles videntes y lumbreras esteparias.
07) ADMONICIÓN
I
El silencio es:
un brasero trepador en la conciencia;
la explanada de una plegaria ad líbitum;
un arpegio abarrotado de licencias;
un ciclón, con treguas traicioneras y prolongadas;
una silla de montar en un corcel albugíneo;
la implorante sombra de la vía dolorosa;
el metro cuadrado entre la duda y la gloria.
La apacibilidad consiste en no contrariarle.
II
Rehúyo
con un tejemaneje manido
de los gemidos salvíficos del mutismo
y por eso estoy aquí otra vez sentado solo,
de etiqueta,
debajo de una mesa redonda cizañadora,
con un mantel coralino largo,
hasta el piso.
08) EL PUNTO DE PARTIDA
I
Su bisabuelo es un orangután egregio y su bisabuela
una orangutana innovadora. No se investigue más del abstruso asunto que hoy los
biznietos cantan victoria, henchidos, con toda la extravagancia viable de una
gorrionera. Doctos y decanos, colmados de una fe ciega en conjeturas
fantásticas y polifonemáticas, edifican breviarios y loores y postres de
frutas, a la teoría de la evolución y sus otras parentelas, sin ninguna
evidencia concluyente, haciendo así del cientificismo una secta encantadora y
popular. Habría evolución en el santo cielo, en el orbe, en la mente, en la
biología y en los recovecos escamosos. El daño ecológico brutal, la explotación
de los niños, la pornografía por contenedores, el aborto ad infinitum, la
asquerosa distribución de la riqueza, el racismo rabioso y la denostación de
algunas teologías a las mujeres, serían la pistola humeante de una involución
que no falla. Entronizadas sean las probabilidades y el chimpancé. Que se
aplauda en cada laboratorio o porciúncula los místicos y mitológicos eslabones
perdidos o descarriados. Oponérsele es un sacrificio digno de leña bendecida.
Dado el irrebatible y machucho creacionismo sobrenatural, germinan como
estrategias los fraudes filosóficos de la evolución, la generación espontánea y
el materialismo, como los únicos antagonistas opíparos al génesis del universo
y del ser humano. Hay dos posibilidades y ninguna otra: ¡creacionismo o
materialismo!, y ambas son religiosas. ¡Decidid, antes de que ya no sea
temprano! El materialismo nunca ha sido una especulación seria. Sólo hay
espacio para la creación de un proceso fortuito, en la fachosa y solerte
ciencia ficción evolucionista. El castillo de Carcasona no es un vástago de la
generación espontánea, de la nunciatura de los porcentajes. Los dementes doblan
sus rodillas ante la declaración de que un reloj se puede fabricar sin un
relojero. El cosmos es un despertador estiloso y carpintereado. La materia
tiende a degradarse, no a elaborar galaxias bajo un orden impresionante,
complejo y sincronizado, a no ser que los planos con todos sus motores hayan
sido confeccionados previamente ¿Qué neurona decoró el primer hálito de vida?
¿cuál es la dirección del sano juicio derrumbados el envanecimiento, la
infecundidad y los anzuelos? ¿Por qué la Jerusalén inmortal es la capital de un
reino? ¿Con cuánta nescedad y testarronería niego una creación sobrenatural que
nos adentella?
¡Decidid!
La generación espontánea es brujería pura,
suculenta y sublime, que ha embaucado a algunos académicos impenitentes.
II
El racionalista se apertrecha mirando la paja en el
ojo ajeno
juzgando de desviado o supersticioso
a los asociados a los credos sobrenaturales.
El racionalista es una hoguera encendida
intemperante,
un bodegón inclaudicable de saetas y causticidades,
un aviltado con un hollejo de hidalguía.
09) LA DECREPITUD DE LA RAZÓN
I
La razón es la solución a los quebraderos que creyó
situar y que tampoco se resolvieron. La superstición goza de buena salud y de
sabidillos. Es que es un ingrediente de esa carnalidad que polvo y pastiche es.
El hombre examinó y se documentó y fue tan clarividente que la bestialidad se
ancló a la sima del ser, como nunca antes, porque la naturaleza humana caída no
fue considerada como tal en el desaguisado. Desde la baulera la razón pretende
divisar y pellizcar la realidad objetiva, por la fe, por su fe, engomada a su
bancadita galana. Con la electrónica la ruindad se caracterizó.
II
La quillotranza de la razón es notarse alfeñique,
vulnerable, dependiente y romántica. Tocó su techado y no pilota el carromato.
La postración al secularismo se institucionalizó en las almas exhaustas y
terremoteadas. Alucinaron al límite a la multitud estos yihadistas de un
laicismo que no exhibe ninguna de sus zarpas y babequías. Una confesión sin el
nuevo pacto como pilar es un cataclismo laureado, una barbarie campante.
III
La razón no posee iniciativas ni provezas. Un
contexto que confecciona aprensiones, sudaderas mulsas, trémolos adamantinos,
aciertos y protuberancias, le precede. Sí es la embajadora bien pagada de la
voluntad. La duda fructuosa y la desidia del pollino infatuado no son
hermanables y la razón es el primer hemisferio, una fotografía de costado, un
joyelero entenebrecido. La voluntad es antojadiza casi siempre.
IV
De la razón dimanan variopintas voces, del
evangelio indefectible una. En un nomenclátor abigarrado de tonalidades
robinsonianas, una ética objetiva mínima y asimilable se despluma con el primer
biberón sustentante. La venerada razón, que carece de una barandilla de donde
agarrarse para rebobinar y de un tarimón tieso, o es una huérfana sucumbiente o
es el rutilante maestresala del Gólgota.
10) UTENSILIOS Y SINUOSIDADES DE LA MUERTE
I
Es el arranque del gozo eterno o del pavor
inextinguible,
suscrito soberanamente.
Irremediablemente nuestros sentidos hurgan más allá
de la estrambótica necropsia y del dadaísmo.
Al cementerio se ingresa de manera muy ordenada,
con una lápida en una mano y un fallo en la otra.
A cada resto óseo se le reserva un nicho psicasténico.
El fémur sobresaliente ignora los acontecimientos
futuros.
En los lavados, el impenetrable final del pasillo
no es una certeza dislocada o un dédalo.
El objetivo específico de la muerte física
es la gloria imperecedera del alma.
La tumba es la cuna, la hora cero.
El funeral jala por ser la bienvenida, aparatosa.
Eres neblina que se desvanece
y quizás esta sea tu penúltima ducha de agua
turbia.
En la próxima parada los puzles declinan.
O te subes al apolo o al deslizadero tuturuto.
De las dos portezuelas de evacuación del salón,
una es anchísima, pluralista, intercadente y
precaria.
II
Qué jeremiadas articularé en ese último minuto
en el que mi alma se despide de mi hechura.
Qué observancia me obsequia más con tan poco
o nada en el canasto, en el banquillo póstumo.
Qué rito me liberará de ese lazo que quema
a los que quedan en calidad de impíos.
Salvará la sangre preciosa a los que punzaron el
evangelio
abandonándolo debajo de la acera adiposa?
Desheredaré el infierno con mi pecado predilecto
concertando carnavales en mí y en la rambla?
Por qué nos urgimos con los aparejos de lo
cultivado
cuando el enterrador nos ve como un cliente
inminente.
Por qué mi ego, convicciones y mis rascacielos
sobre la arena,
no me traen ningún tipo de sosiego o baño turco.
Por qué con cada pelo blanco, ese termo llamado
conciencia
arde excesivamente cuando estoy astillado.
Por qué no me río del concepto arrepentimiento
con tanto gusto y desembarazo, como esos
mozalbillos.
Qué sucedería con mi reputación si adoro a
Jesucristo
saltando ufano con una caracola en el limo.
Cuán criminal es acordarse de Dios en la
ancianidad.
Por qué araño el cielo purísimo con menos
irrespeto.
El príncipe de las tinieblas es un humanista
obcecado.
El alma veranea relajada cuando idolatra al
Nazareno.
11) UNA MEDIDA PRECAUTORIA
I
Cuando un docente se estrella con la autenticidad
mantiene en pie su prestigio y el de la licenciatura reculando grácilmente,
pian piano. Quedarse pegado es indecoroso, poco serio, charro. Rogar con todos
las cirios encendidos al Padre como parte de un experimento de laboratorio es
una fechoría impensable, una ordinariez, un tizón, ya impugnado con ira por las
naciones unidas. Deprecar a los iconos humanistas es el silabario y el
pentateuco del profesor que brilla por sus milagros, que son superiores a los
créditos sobrenaturales.
II
Cuando un científico procura ser filósofo es un
improvisado domador de mandriles abombados, y cuando intenta ser un teólogo
civil es la manzana porruda de Guillermo Tell. Explotando el seso, la
experiencia de las centurias, la voluntad vívida, el refocilo, la mística, la
ilógica, el sentido común, el sentimiento, la intrepidez, la revelación, y
sobre todo la intuición extrasensorial, no concluirá que el nuevo pacto puro y
sencillo es el mayoral. Su anquilosado monasterio se comprometería.
III
¿Es que aceptas las fluctuaciones de la nada y te
burlas del tarotista acreditado, sanguinariamente?¿testificas que el universo
se creó solo y no eres un varón de una fe infinita y chocante?¿con qué
propósito la vía láctea se constituyó a sí misma con seres humanos que no
atrapan una caluga de paz? Los neutrones, los jardines colgantes y la voluntad
humana, fueron bosquejados primero, innegablemente. Un científico detrás de los
planos de Dios se diluye. Un teorizante ateo se beberá toda su desazón y
yerros. Las inquietudes férreas y asiduas no son leyendas. El agobio te
comunica que te equivocaste de calle, de nuevo. La frigidez es tu lábaro de la lucha
bagual e inmutable.
IV
La fe positiva en Cristo es su fruto prohibido, su
monstruo marino, su caimán en el tobillo, y el sentido común con la
espiritualidad son anatemas. La serpiente lo invita a pasearse en monopatín por
el creacionismo mezclando, untando, catando, mas no cae en la tentación de
saborear la fosforescencia, de ensayar en el obraje de un reino que no traga.
El delirio del apático es no moverse, no enmarañarse. No paladeará la manzana.
La fe envolvente es su blasfemia ciclópea y el besar el padrenuestro es una
palabrota, que los vicedecanos empalaron en el aula magna, con fósforos y una
biblioteca de ojén. Con los apóstoles del racionalismo, se transportan.
V
Si tu todo es errado, tu error es total.
Con rozar el farol no basta.
El Absoluto es uno, celoso y fuego consumidor.
Acertando de vez en cuando das pasos potentes en
pleno abismo,
en ese itinerario que te drogó hasta quebrantarte
y botarte en una perrera clandestina.
VI
El físico posee su distrito sacrosanto, su lenguaje
monacal discipulador, su principado de números, sus claustros herméticos, su
calculadora con una lauréola. Si transa queda despojado, esquelético y lipendi.
Si confiesa sus limitaciones, sonrojos y cangallas, se desconsuela, con las
vísceras anudadas. Todo lo que no habite en su feudo reverenciado es una
denigración, una disyuntiva descartada vilmente. Los fundamentos beatos del
escepticismo dominan los sínodos a los que asiste, copleando.
VII
La eternidad,
que es un componente de mi inventario,
la guardo en mi baúl,
con cerrojos y nombres,
con una profecía de vigilante,
que duerme la siesta
por ahora.
12) EL ORIGEN DEL ORIGEN
I
¿El cosmos siempre pataleó? ¿el zinc y el hierro
siempre residieron ahí? ¿la harina que manufacturó la materia nunca nació? ¿la
osa menor es un vástago de las probabilidades?¿la energía no ostenta un
cantautor? ¿el tiempo y el espacio debutaron por un acto hechicero? ¿no hubo un
primer chispazo lleno de colorido e ingenio? Dios, el hombre y el castor, son
arquitectos, ingenieros y ornamentadores. El puente de Londres fue abocetado
con afecto, aseguran los ateos rudos con sus tizonas al viento. El libre
albedrío te permite negarlo todo majaderamente, poseyendo así méritos propios
todo acto de fe. Creer en un gran arquitecto es razonar penetrantemente,
contrariarle es disgregarse, es ser un pisapasito. Detrás del cigoto de cada
embrión hay un compositor. El cerebro es finito, la altivez no. La razón
solitaria como canal de la verdad son los siete mares convulsivos dentro de un
dedal siútico.
II
Nada posee su origen en sí mismo. La molécula no se
sombreó a sí misma. El velocípedo no se trazó a sí mismo. Esa nada mudable no
se implantó a sí misma. Todo tiene una sala de partos y de neonatología. Creo:
en el bien común y en la ética, en los concilios ecuménicos de los axiomas de
la ciencia, en un azar bienaventurado y emprendedor, en el big bang de las
matemáticas, en las teorías de la relatividad y de la evolución y en las otras
que fraguan mis profetas. No creo en un Creador, en una creación. Me debo a mí
mismo.
III
De perogrullo es que el universo es un diseño
genial, y que su autor es un superdotado y un buen técnico, a lo menos. Los
cosmólogos chillan que hubo un inicio, emotivo, un primer segundo, con
coreografías y cotillones. La conciencia no fue puesta en escena por las
veleidades de la nada o de la sinrazón o por el rayo de una cosoriola ¿En que
market compraron la acrisolada energía primitiva? ¿por qué la fuerza
electromagnética está en su punto? ¿quién ajustó tan finamente el cómodo firmamento?
¿quién puso el discernimiento perspicaz sobre el velador? El observador honesto
marcha hacia el creacionismo sobrenatural con mariachis ecoicos y dulcísonos.
IV
La nada no es materia y si fluctúa sí lo es. El que
se fía de las bondades y flirteos de la nada es un peatón de una fe ilimitada y
jocosa. El que confía en las casualidades celestiales como un poderoso ente
creador, es un fundamentalista que erige sus exhortaciones pastorales sobre
suposiciones enfermizas y varitas mágicas sin magos.
V
La materia que nació en una maternidad un día
morirá. El Eterno creó la finita materia dentro de un plan. El alma, que
germina con la concepción del ser, es eviterna. La carne y la materia se
convertirán en polvo. El propósito del alma es entonces infinito. Desde la nada
el Creador creó todo y la nada o el azar no poseen ninguna capacidad
arquitectónica o cinematográfica. Dios no tiene ni cronómetros ni propiedades
¿Sin motivo alguno el complejo cosmos se aparece solo? ¿Cuánto fanatismo se
necesita para negar la creación?
13) LA NATURALEZA HUMANA
Se tropezó y se cayó feísima
y no se concebirá la polea que la levante.
Al edén se entra creso e hilarante,
de a uno y sin empujones,
atildado y haciendo cabriolas,
y con una gota de la sangre preciosa sobre sí.
La ola de secularismo que se nos instaló
ya es un tsunami airado y glotón.
La oscuridad es lineal
y sus procapellanes son serafines consumidos,
almizclados.
14) EL EJE DEL POST FUTURO
I
Si nada hay luego de las exequias los pecadores no
se preocuparían de fallecer y extinguirse. Se afligen con ardimiento y no lo
publican, debajo de la almohada espoleadora, del gangrenado abúlico y
depopulador. El rascarse el cráneo con monólogos lanosos y las colisiones
dentro de la conciencia, generan los alaridos de un alma infinita y topeteada,
que avisa su ahogo incoercible con silbatinas puntiagudas y socollones ¿Piensa
tu alma que no eres eterno, que la muerte lo mata todo y que la arenización de
los tendones es el gran y estruendoso final de esta obra? ¿Qué manía o
conjetura te compele a certificar que la simple defunción lo asesinaría todo?
II
Alma desguabilada, ¿cómo te he tratado? ¿el
desgrasante es una tahurería? Caminas cariacontecida y descorazonada
empantanándote en la dubitación mantecosa, no traspasando el tablazón y ese
arrumazón azabache que bloquea el manar del albor. Alma, ¿por qué esa cara de
gato atropellado? ¿en dónde te acorazarás el fin de semana? ¿Qué otro desvío te
reclutará el viernes?
III
En el más hondo y atinado silencio y mirándome
fijamente, desde afuera, advierto mi deshidratada vida con tersura
y que esta no cesará con mis cenizas espolvoreadas
en la rada de los marchitos.
Mi cuerpo yacerá, mas no estoy subyugado
a este blandengue y fugaz ropaje.
Con el escepticismo práctico como liturgia
obtendré un velatorio y las fogaradas como epílogo,
la nada como feto, la congoja como interludio
y el raciocinio como una ciencia divina
recalcitrante
¿Continuará briosa mi canosa vanidad y mis
vilipendios recetados?
IV
Huí del mundo y regresé a él en un tren bala.
Me exilié y pocos se enteraron.
De tanto gritar la palabra libertad me atoré con mi
propio aire.
El pintoresco y despeinado personaje que creé no
dio resultados,
y volví,
y hasta mi rebelde motocicleta me lo agradece,
con algazaras.
15) LA LLAMADA AL Y DEL DOLOR
Estoy llamando al dolor.
Su inevitable visita es con camas y petacas y su
alfanje.
Viene a tranco lerdo y con una bocina chillona.
Los testarudos de linaje son sus primeros
usufructuarios.
Insisto en su presencia sádicamente,
como si se tratara de un aumento en el sueldo base.
Le invoco con vigor y le ordeno que se venga
galopando
con su mente puesta en el podio y en la hipotenusa.
Llamo al dolor y se acerca despacio, marcha atrás,
murmurando toda la literatura del medievo.
Por favor, no lo empujen ni lo incentiven.
La vía Apia la recorre con el tacto de sus
nudillos.
No hay ninguna prisa por sufrir en este momento.
Dilataré todo hasta ver al Omnipresente
emberrenchinarse conmigo y aleccionarme.
Algunos reflexionan con un surtido de latigazos al
hueso.
Desde el fondo, estoy llamando al dolor.
Ese apetito masoquista y lomienhiesto
de implorar por variadas porciones de tormento
belísonas,
y ese empeño de no gambetear
el trepidante chaparrón de hiel y de zurriagazos
colegisladores.
El pretérito me atosiga con un garrote.
Mi currículum vitae y la placa de mis escrúpulos
le transcriben polémicas conferencias a mi sesera.
Alargo el jolgorio y teorizo con mi neoplasia
y la papilla de insomnios demanda cambios
radicales.
Mi perforada alma lo intentaría de vez en cuando,
posterior a una tronadura,
mas mi carne no lo acoge
ni como un bromazo festivalero némine discrepante.
Se conjetura que recapacitaría con las alforzas
poporoilas
que me magnifican con una orquesta costarriqueña.
Estoy llamando al dolor.
Sin representación diplomática, anuncia viaje
oficial
afincándose en el foco de mi ser, cargándolo,
como exigiendo una paliza efectiva del mismo cosmos.
Con memoria de elefante nada es olvidado
y presumo de crecer cuesta abajo en la rodada.
Una vez al año, la soledad es risueña, mas es
soledad;
en las otras oportunidades es lacerante, por ser
soledad.
Sin electoralismos, sigo clamando por dolor.
Soy el imán de esas turbulencias obvias anunciadas
con sirenas de guerra y endoteliomas aprehensores.
El dolor y yo nos rastreamos con tal intensidad
que convenimos en una cita dentro de este
cuatrienio,
invitando al destino con su índice de golpes en el
bajo vientre,
en la coronta verde de Adán.
El inmenso vacío de mi espíritu no es abstracto.
El dolor y mi pecado hoy son la misma persona,
distintas de mí, y muy dentro de mí.
Sigo y sigo clamando por dolor.
Éste se traslada a paso seguro y en línea recta hacia
mí,
sin haraganerías y sin pestañear,
en cámara lenta y con los dientes afilados.
Se me advirtió y me reí con los cascabeleros,
Lucifer también se rió y con una jaba de vino de
garnacha.
La cosecha no solicitada se me ancló.
El dolor es el puente no fantaseado
para apernarse en el solar de la Santísima Trinidad
y a ese contentamiento sempiterno que preludiaría
ya.
16) LA QUE NUNCA ES SOLIDARIA
I
La razón a solas no receta norma moral alguna, no
las hilvana ni las fortifica con cazuelas. Sólo las combate desde su
sanctasanctórum. De uno u otro lado, la razón es vasalla: es su destino. Y si
la razón riñe con una conciencia sin moradores desde su oscurantismo
condimentado y paipudo, es porque solitaria es una expósita colorinche. El
hombre, al sentir, intuir, comulgar y cuestionarse, es mucho más que un examen
gélido y vistoso, es mucho más que el pragmatismo y la fe. El hombre es una
criatura, un cuesco enterrado regándose.
II
El que niega la conversión a Cristo Jesús requiere
de una fe torcida y ensiforme, de un corazón de cobalto y gusarapiento, de
músculos gurdos y embotellados. La fe no es regalada ni relegada sin un mínimo
consentimiento previo, ni aumentada sin una solicitud plausible. El Espíritu no
asesora a los cuasihonestos.
III
La premisa de su credo, su concilio tridentino y su
sinopsis antojadiza, es el escepticismo. Otra perspectiva es un horóscopo,
irreligión, un regüeldo. Por no intimar arrodillado con la vía dolorosa, el
sermón del monte y las epístolas juaninas, no embolsa ni un pelluzgón del
candelero asequible. Nunca se queja en público de su ateísmo fogueado,
infructífero, dilapidador y ballestero.
IV
El racionalismo germinó sin pulmones. Por la
turbación del alumbramiento nadie lo apreció. La razón, que es la que acompaña
la jugada, nunca es la esencia, la fuente de la santidad. El pensamiento cierto
o las obras que anegan de amargor el ser no desatan el alma. Es un negrero que
manufactura dictadores, utopías, ocasos y suplicios por toneles. Razonar
únicamente sobre la razón es un desbarro, que te mimetiza con la inconsciencia,
con la tracoma. Te desligaste del Omnipresente con temple y te empezaste a
hacer pis por los poros, con empuje.
V
Nada existe, nada es: sólo Tu voluntad. No hay
anhelos, no hay deseos: sólo Tus proyectos. Yo, ya no soy, Tú eres en mí. Soy
un súbdito de Tu voluntad. Vacié mi ser a los pies de Cristo. Debo ser un
esclavo humilde a pesar mis miserias y pifias. Sobrevivimos por su gracia.
17) ALLANAMIENTO A TU FICHA CLÍNICA
I
Al arribar el Creador en la estación del último
escondrijo de tu ser,
halla constelaciones de vanidades beneméritas y
soberbias de alcurnia,
que glorificabas en cada orto y rapsodia,
obtusamente.
Por piedad, Adonai te muestra la estrella más débil
de tu caótico éter,
apartándote del descalabro pulverizante
o de una crisis de corte suicida y coxálgica.
Tu petulancia emperifollada con zafiros y jaquecas
no aguantaría enterarse de la extensión y señorío
de tus escorias,
atascadas en los soliloquios.
Cada estrella exhibida, con la sintaxis extraviada,
es un turista indocumentado que se pasea dentro de
ti
como Pedro por su casa, con robustas veleidades
complacidas
y contumeliosas, inmostrables en un bazar, en el
belvedere.
Debajo de la epidermis se albergan las encrucijadas
que indagan
a hurtadillas sobre el pórtico que brilla y brilla
y no quieres poder verlo, y está ahí,
con todas sus prerrogativas y galardones.
O subes los peldaños, enamorado de la gracia,
o bajas de una vez desde tu guarida al despeñadero
de los ángeles caídos, encartados y rematados.
II
Me despertaré abrumado en la mañana y no
recomenzaré un pugilato ontológico con mi siquis. Nuevamente no cederé a la
tentación de pensar en Ti una tarde plena y proseguiré con mi vida, que por ser
mía no hay ventura y aquí estoy, con el corazón machucado y azarado, y fumando
como un ecologista versátil.
III
Interpelas a la fe en el Redentor sin propuestas,
brindando una gama de conductos sin escapatorias ni aireaciones, y lo que
deambula internamente demanda una escalinata con petaquitas y replicatos. Tus
ahíncos y dúplicas carecen de aroma y pretendes conminar a la teleaudiencia a
beber el agua de tu repertorio atorrante ¿Es secularizable un principio moral?
IV
El pecado mortal más delicioso claramente es el más
popular.
El que guarda los mandamientos es de otra
dimensión,
lo que es delicioso y popular vencerá.
No ingresan a un confesionario, solos.
Saben al dedillo la sentencia desde ya.
18) EL PANTEÍSMO (paráfrasis)
Se subordina la poesía
a los designios del poeta.
Ridículo es armar un poema
sin los hilos del poeta.
Dios es el poeta,
no el poema.
Las concavidades siderales las estarció el poeta,
el reino vegetal es otro de sus poemas.
El poeta no es la poesía,
la poesía es un soplo del poeta.
Contemplemos toda poesía
y humillémonos delante del Poeta.
19) S.O.S.
I
Me es imposible ir detrás de mí, en busca de mí y
rescatarme de esta laguna de cocodrilos tragaldabas. Preciso de la cirugía de
un Tercero que sea capaz de cargar mis bultos y de taparle la boca a los
reptiles y espantajos por mientras mis premolares se entierran remisamente en
el fango. Ese Tercero me desgravará y me adoptará en un santiamén, previa
súplica mía.
II
Cada uno con su necedad en pleno apogeo, con su
terquería adiestrada y ducha, con un asno de orejas largas de farolero. Serafines
trabajólicos trilingües te lo inocularon con danzas infantiles, figuritas y
recitados. Tu madre te lo recalcó con plumones e intimidaciones. Inemancipable,
le consagraste al despótico burro y patrono un megalito que hundió las
escápulas, la cordura, esos prolijos ultimátums y tu riel descacharrante.
III
El secularismo usa el control de las masas,
les lava el cerebro a las multitudes.
El humanismo duro es el nuevo Romano Pontífice
medieval.
Todos los que se oponen al laicismo son herejes
patéticos.
Aquellos ojos desorbitados que defienden el
secularismo
tienen preparadas sus excomuniones y hogueras,
en nombre de la tolerancia y los derechos humanos.
La santa inquisición laicista ya posee una
normativa tenaz.
20) TÉNGASE PRESENTE HOY
No se ve y es de un singular material
y hasta algunos miligramos pesaría en la báscula.
El ánimo desplomado es la penitenciaría de la
meditación,
de la abstracción y de los menesteres de los por
que.
El volumen del vacío y las zozobras del alma
encajan con la voluntad de Dios Padre.
El hombre sin lumbre es un devoto del agnosticismo,
de los poderes de la mente,
de los augurios ancestrales,
de los ropones y soflamas de los extraterrestres,
de las cartas del tarot o de algún chamán
convincente,
un amante fiel de las culturas hambrientas del
oriente,
de esa casta sacerdotal llamada comunidad
científica,
de esos bardos con la metralleta como lucero,
de la sensualidad impresa o de las hierbas
fantasmagóricas.
Apelando a mi destino denostado
saciaré mi desecación y pretenciosidad?
El devenir inmortal me tensa con un navajonazo,
el piñón de la felicidad no es visible,
el evangelio es más que una ventolera de
bendiciones,
la expiración es una jubilación macabra o radiante
porque no dar la media vuelta es freírse.
21) TO BE OR NO TO BE
Soy. Sé que soy y que nunca dejaré de ser. Estoy.
Sé que estoy y que nunca dejaré de estar. Consciente de que la lucidez del alma
no expira jamás y de que a pesar del preceptivo camposanto la inmortalidad es
una realidad categórica e indisputable, ¿adónde anidarás tu eternidad? Como
nadie preconiza del ateísmo con indicios que me indispongan con los
precipitaderos, no lo soy. El angosto sendero del Hijo de Dios es revesado,
embrollado al principio, cinchado, celeste, benefactor. Me consumiré en la
dialéctica cosaria inclinando con acometividad la balanza de Roberval hacia
ambos lados hasta aprehender el sosiego.
22) LA NOTIFICACIÓN
No desenrolles en las postrimerías de ultratumba con
lujos y detalles todas esas intimidades.
Tu interior y las nebulosas te cacarean con
paranoia que eres un pasajero irredento y guijeño.
Eludes los resquemores siniestros en masa, la
derrota de tus sesos, el reproche de tus huesos, el can can de tu antagonista,
el pisoteo clubista.
En la meta de tu ser infinito no hay misterios.
El universo es un reloj y muchas ya son ovejas
adictas del supremo Relojero y sus metaplasmos.
No amarres tus entrañas a lo que es perecedero.
No le dones tu espíritu a ideales clichés o
parapléjicos.
Refutas la nueva alianza y nunca digieres un
bocado, nunca la rumiaste, ni por entrometido.
Adquiriste una acuarela abigarrada de vivencias, mas
en el experimento o tentativa de clamar a Dios sobran los desaires y las
escurribandas letradas.
En el portalón desechado y coronado con espinas reside
el reposo espeso y perenne, y el tartanero.
Desde el envoltorio no olfateas los tumores
diseminados, los sultanatos de pasiones que te tabican las calles de oro, las
juglerías y el happy hour.
Escarbando en lo palpable no te consolarás.
Aunque la brisa y la verdad sean invisibles,
las sentirás hasta el inexplicable regocijo.
En el ámbito columbrable no avanzarás tu primera
pulgada.
El confín no es el límite, es el nacimiento.
Los utopismos no aprenden que:
todo proyecto sin el Salvador es una fosa sórdida;
son contestatarios con sus militantes y secuaces y
que llevan consigo el virus del desastre y que nadie lo ve por lo inflamado que
es el debut.
¿Cuándo dudarás con calor de tus dudas nimbadas?
¿Cuánto más durarán tus dudas duras?
¿Cuándo concluirán tus inconclusas conclusiones?
¿Cuánta incredulidad descargas sobre tu laicismo
selecto?
¿Quién salta de dicha en el barro con tus
convicciones?
¿Por qué te enredas con irreductibilidad
en una discordia estéril, engallada y envarbascada?
¿Expirarás de pie en los pasillos del vasto
catecismo
de las insatisfacciones, del que jamás te
desacoplaste?
Sin la santa cruz el debate interno es eterno
y acertar en el ataúd es un chascarrillo.
23) AZARES DEL ESCURRIDIZO AZAR
¿Qué y cómo es el azar?
¿Cuáles son sus atributos y dones?
¿Se desalienta con facilidad o esporádicamente?
¿Quién pone los pies en el fuego por esta calina?
¿Cuál es su techo intelectual o confesión de fe?
¿Tiene alguna pifia significativa o exterminadora?
¿Cuál es su silueta o casilla postal?
¿Cuál es su quinta sinfonía, su Belén?
¿Cuál es su contraparte, su adn, su mansión?
¿Baila tarantela con los ojos cerrados?
¿Con qué atuendo participaría el azar
en la creación del remordimiento, del challenger,
de un canario majareta o de la entereza?
¿Cuál es el cancionero de los sectarios del azar?
24) EL RELATIVISMO ES HOLLÍN Y GURÚ
El relativismo apelmazado es lo único estable.
El arte es carne, el alma es canjeable.
Como la expiación no se ve, es una fábula.
Como el bebé no se ve, es morible.
El primer dislate alhajado que se asome
es la viga maestra, el vademécum.
El placer y el ego son los carretilleros.
Y aquellos no se sentarán a su diestra.
25) CON EL LENTE ENMOHECIDO
No me fío de la nada, entonces, la verdad que es
inubicable y que peregrina infatigablemente fuera de mí, se revela, no
capturando nada aquel que no bojea y no se achispa fuera de la razón.
Las quimeras encandilan y destruyen, erigiendo
credos portentosos que los siglos aniquilan cíclicamente, por un orden de
aterrizajes forzosos, junto a sus insignes e incendiarias escarapelas.
El hombre como centro es grasa y conchoprimo
chueco, el capricho cincela divinidades que congenien, el olfato y los otros
sentidos me timan, mi mente se forma ideas vagas con solemnidad y al mundo lo
retrato mal en todas mis telas.
26) EL AS BAJO LA MANGA
El lado más oscuro de la nebulosidad se asomará
broncíneo,
en el epílogo.
No divisarás su densa umbría, desmoronándote,
por el tonelaje de tus obras.
La calamidad te agujereará con intencional
tardanza,
con tus sacramentos y coartadas de bonete,
y con culebras multicolores, zaragateras y
romeriantes.
La lágrima no bajó por vergüenza,
hacinándose en el tonel con olores eméticos.
Afírmate cuando reviente y todo se disgregue.
27) ELEVANDO LAS DOS MANOS
I
Si estiras una mano al cielo apresarás el
pensamiento y sus alrededores, si levantas las dos, también la fe.
El creer y el sólo creer es escasez, el pensar y el
sólo pensar son penurias. Pensar creyendo y creer pensando.
La filosofía se satura en su mecedora y sus
maestros caminan al féretro urbanizando con pulcritud y revolicos más y más
titubeos inquietantes y ayayeros, con el embeleso de los ratones de biblioteca
y de la celebérrima cofradía de los emasculados.
II
El sentimiento limpio lacta el pensar y el creer,
¿qué sientes cuando no crees? ¿Cuán costoso te es subyugarte a Dios? Sin
aprensiones luminosas la fe no se agiganta. No te ligues a la oscilación,
postrado. La soledad gime por certezas roqueñas y sempiternas, que es lo único
que apalea el tormento prominente. La razón viaja en círculos sin ningún
sepelio, elucubrando, sin lamer el prolegómeno de la complacencia. El redoble
de tambores indaga en la voluntad. Las dos almunias continúan operativas. No
seas un zaguanete del pirronismo.
III
La hermana razón peregrinó hasta el desmayo. El
hermano fe le extendió su mano y se adhirieron mutuamente en la marcha que por
sana intuición, iniciaron por separado. Si uno desestima al otro, perecen los
dos. Unidos, se relamen todo y se reinstalan en el infinito. Es que se casaron
y fueron excesivamente felices en todos los eones y nanosegundos subsiguientes.
28) MATERIA Y ESPÍRITU
Un pie va delante del otro o un pie va detrás del
otro, reiterada y sagradamente. Cuando se juntan, se apagan los propulsores. De
la delantera a la retaguardia, escrupulosamente. El pie de atrás no se alcanza
a desanimar. Ambos se necesitan, por necia que sea la caminata. Si se apuran no
sospechan para que. Cuando un pie se estaciona de costado al otro, la pausa es
una moneda al aire. Es intrínsecamente grotesco que un pie se pasee solo o
agende fugarse con un selecto antifaz. Un espectro rumiante los conduce por
recodos difusos.
29) EL BRAZO QUE SE TORCERÁ
Lo que no se justifique por la razón
no se incorporará a la venerable academia.
Toda filosofía es hueca sin su otra mitad.
El escéptico anhela que aun siendo coja
sea productiva, atlética, sapiente y caicobé.
En toda epistemología el fideísmo se adhiere
como la peste o como una salvajada inesquivable.
La conversión a Dios es una experiencia arrolladora
que la vocería de los sentidos relata
maravillosamente.
El ángelus de la razón te desplomó amablemente.
30) EL ATEO ES EL MÁS CRÉDULO
I
Creen en sus supuestos chanfleados, en sí mismos,
en sus onanismos de pizarrón, en sus crucigramas punteados. Otros apuntan al
Gran Arquitecto o Ser Supremo y otros descargan su fe en la nada o en la casi
nada, arrebatados por las rondas de vigilancia del secularismo. Todos creen en
una teoría, en un fiambre o en algo. Es inadmisible e inhumano ser un
incrédulo. La fe es el prekinder, la categoría primogénita. Sin fe es insostenible
ser: un ateo, un agnóstico, un salvado. El que cuestiona una doctrina apuesta
con fe a otra, a su antípoda, o a un símil o a algún primo remoto. Otros danzan
embrujados a la diosa nada, al hado, al cerebro en sí mismo o a alguna figura
humana o geométrica de yeso o de piedra caliza. Creer o no creer no es la
cuestión. Todos creen. El punto de quiebre es: ¿en qué confiar,
clarividentemente? ¿Qué plegaria transfigura el ser?
II
Mataron a Dios y aún no lo entierran, y los
incluseros hacen filas interminables en cualquier sitio, pretendiendo encentar
su desamparo enmarcado por esqueletos grises sin carne, y con el abismo como
guarida sensata, según el fallo patriarcal del arcediano. El laboratorista
probo actúa como arzobispo imbuido, deificando sus conjeturas flatosas,
desdeños, musas y asmas. No te liberan de ningún sobresalto cuajado y jamás
remontan a su opositor.
III
Es un ateo realizado, se mueve como un cisne real
encopetado. Da charlas con su filtrada mudez también y su ego se desborda en
cada estercolizo. Es muy solemne cuestionando la creación y si no le exhiben un
dvd de Dios, Dios no es tal, aunque esté presente en la mesa redonda sin que se
le vean las cejas. Los frutos estremecedores de la fe serían una sugestión, un
perspectivismo.
IV
El ateísmo sería sublime, serio,
y no posee el respaldo de ninguna ciencia o
sensatez.
Navega solo, entre la conjetura y la necedad
reverenciada.
No responde a ninguna pregunta de peso, sólo las
mira.
Alivia a su rebaño con más dudas y cuestionamientos.
El candidato al velatorio se desarma entero.
La negación edifica ese espíritu.
La autorrealización del miserable depende de él.
31) LA BITÁCORA INEXTRICABLE
Antes de que el carbono constase,
mucho antes de que el polen apareciera,
muchísimo antes de la apertura de la felonía,
Dios planeaba serenamente, recomponía.
Igual el alma nació con libre albedrío,
igual el cosmos es nuestra hostería,
igual el boleto gratis de regreso está ahí.
Dios recompone todo serenamente, como lo planeó.
32) CON LOS PORTALES TAPONADOS
I
El escepticismo es la ratonera del incompetente,
del arrogante que clausuró todas las portezuelas,
del que desprecia la experiencia mística.
La duda no es un dogma de fe,
el inmovilismo te atrofia las rodillas.
El sol y las certezas se presentan con ímpetu.
La suspensión del juicio es la excusa tallada a
mano.
II
Dios
está muerto, el hombre lo mató.
El
Hacedor optó por no perecer
a
pesar del gigantesco intento
y
está más vivo que nunca.
Salió
fortalecido de la experiencia.
Abandonar
la fe es la bancarrota totalizante
y
hasta el agua carece de sentido
y la
voluntad es un espectro sin nombre.
Me
perdoné a mí mismo
y no
hallé el perdón ni consuelo.
Dinamitó
algunas grietas del muro
y
propuso un manicomio emocional como réplica.
III
En unas horas más moriré.
Un cura gesticula y algo habla delante de mí.
Es la última diligencia antes de pagar la cuenta.
La enfermera no llora.
La funeraria tiene la tumba abierta.
Tengo todo tipo de sospechas teológicas.
En el otro lado nadie se ríe al divisarme.
Me presenté en el juicio final con un gorro
pasamontañas.
IV
Me analizó entero.
Hallo mazmorras que ni imaginaba.
Consumí pastillas y terapias.
Hay cosas que las veo diferente.
Nada cambió en el fondo de mí.
La estafa fue dulce.
V
El espejo me habla golpeado,
mi alma se tapa sus oídos,
Mis ojos no anhelan ver lo que se viene.
Me pongo la misma vestidura.
Sigo por el mismo sendero gris, sin pausas.
33) SOY UN NUEVO INDIVIDUO
I
La fe vívida posee una explicación plausible.
La metáfora sacra leída sagradamente te encumbra.
El desconfiado perspicaz se nutre de especulaciones
propias.
La fe pensada rescata al ser de la opacidad cierta.
La conversión a Cristo es el antecedente del
empirismo.
II
Actualmente distingo, actualmente advierto.
Desde que me lancé a Cristo por el ventanal veo
todo claro y taxativo.
Me desmitifiqué, me solté, me doblegué.
Requerí de valor eso sí.
Me divorcié de esas pasiones espigadas y macizas
que transforman a los seres humanos en fetichistas, fumadores, supersticiosos,
mentirosos, ludópatas, infames, lascivos, ateos, manilargos, idólatras,
estafadores o en comediógrafos en primera persona.
Sí, Jesucristo es Dios.
III
El sol se presenta ante todos,
algunos se parapetan en sus inclinaciones
subterráneas.
Ver un poco de luz es sencillo,
al arte consiste en abrir con ímpetu los ojos,
creciendo con el respaldo del astro rey.
Fin del libro “Es que no lo puedo creer”
ANTOLOGÍA DE POEMARIOS
http://antologiadepoemarios.blogspot.com
ANTOLOGÍA DE POEMARIOS
http://antologiadepoemarios.blogspot.com
De la antología “Las sotanas de Satán”
FIN
Salmo 53:1
JAIME
FARIÑA MORALES
ARICA-CHILE
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