1
La bitácora de la
mesa aviejada
es el memorial de los
beodos y parchistas,
el pasadizo de los
fanfarrones astronómicos.
La mesera de falda
aserrada
y de rostro
formateado y mohíno,
es el jarrón
ambulante del regadío tonificante,
el pezón y numen de
la espuma perenne,
una danzadora de
última fila.
En este cabaré de
periferia e idilios concisos,
la mesa es la tumba
de los soldados desconocidos,
la refrendadora de la
cirrosis,
de los
tiritones.
2
Suicidarse es morir
dos veces.
La carne se convierte
en polvo,
el alma también, y
por siempre.
Lapidarse es
arrojarse a las llamas.
Eliminarse es huir de
la luminiscencia
que te telefoneó
antes de abjurar.
Es arrancarse por la
puerta de atrás
y lanzarse a un
tobogán descuartizador.
3
Fui educado en los
mejores colegios beatos,
asistí a las más
fervorosas peregrinaciones.
Cuando el monto de la
licitación pública es abultado
mi moralidad sufre
algunas variaciones.
Mi fe no se mueve, es
insobornable.
En la sagrada
comunión soy otro.
Prosperar trabajando
como un buey es blasfemo.
Hay atajos que el
tentador nos ofrece con argucia.
El credo es sacrosanto
como los cristales de la catedral
y mi sordidez sutil
es más recia que un turbión irascible.
4
Disfrutar el éxito
del otro,
cantar el triunfo del
vecino,
aplaudir la victoria
de los colegas,
regocijarme con la
prosperidad de los otros,
a veces es
demasiado.
Ver caer al otro,
enterarme del traspié
del vecino,
conocer en detalle el
error del colega,
interiorizarme de las
perforaciones a otros,
es más digerible.
5
El enredo es grande y
nada desenmaraño.
Talentoso en
incrementar el lío,
un absoluto inepto en
hallar el escape.
Sin importar hacia
donde camine, siempre desciendo.
Mi destino es el
cenagal, el despelote es mi dieta.
6
¿La musa vive
conmigo?
¿o es una misionera,
una extraterrestre?
¿Somos sus vanidosos
súbditos, sus títeres?
¿nos compele, nos
obliga?
¿Somos peones de sus
sorprendentes antojos?
¿la gloria es sólo de
ella y yo recibo los aplausos?
¿Sin musas nos hay
regocijos, interpelaciones o sátiras?
El acto creativo
existe, los creadores existen, el Creador existe.
7
La nada dormía
plácidamente la siesta de los siglos sin ningún proyecto.
Con la explosión del
inicio y el huerto del edén todo se alteró dramáticamente, de un golpe.
¿Cuál es el plan en
medio de esta angustiante inquietud llamada existencia?
¿Tan terrible es el
libre albedrío?
8
Al próximo minuto
que no regresará
jamás,
¿cómo le doy la
bienvenida?
¿cómo lo
exprimo?
El actual minuto
¿me ensañará algo?
¿dejará huellas?
¿lo aprovecharé
plenamente?
El minuto que se fue
es un componente de
mi historia
¿qué calaré con fría
serenidad?
Cada tic tac posee su
peso.
9
Siendo niño traveseaba
en la higuera del estacionamiento casi todas las tardes libres. Nos colgábamos,
la maltratábamos un poco, era un obelisco y bebíamos jugo en ella. Entre tanto
edificio desteñido este árbol era un embajador de la floresta. Siempre animosa,
nunca cobró. Un día cualquiera vi como una sierra eléctrica municipal la mató
de raíz, con un sumario anómalo. Por mientras la llevaban al basurero en el
camión iba por la avenida arrojando historietas, juegos de niños y escenas
románticas que se diluyeron en la mesósfera. La higuera pereció empinada, con
desazón, con los encargos cumplidos, sin un adiós y con un pañuelo en alto que
hamaqueaba.
10
El hombre se golpea
fuerte,
se hiere y se ultima.
Se es una amenaza,
una gumía,
un peligro inminente.
Se busca para liquidarse
lentamente,
menoscabarse y
deshumanizarse,
encontrándose una y
mil veces,
siempre.
11
Aparece la ambición,
germina la
maquinación imponente.
Aparece el brete
vigoroso,
florece la mentira
generosa.
Aparece la
rentabilidad,
brotan los trucos y
la apetencia.
Aparece el poder,
nacen las colusiones
y los crímenes atinentes.
12
Encontrarse con un
amigo de la secundaria y retroceder treinta años en un segundo. Rememorar el
festival de la canción y las risas y esa ilusión de que triunfaríamos en la
adultez. Nuestro desafío era aprendernos bien el paso de baile, besar a la
inconquistable. Pensábamos que éramos bacanes, imperecederos. Nuestro liceo
fiscal era un nido de estrellas. Recapitular los 17 años es ponerse tristón.
Treinta años después y con esta barriga, ya no canto, no bailo y soy un
mediocre ejemplar. Con honrosas excepciones, las estrellas están en el
cielo.
13
I
Con una botella de
ron se distanciaría la pena,
con el despertar la
angustia crece un poco más.
Bebido confiesa hasta
la última puñalada,
sobrio vuelve a ser
una tumba recatada.
Es duro encarar el
fin de semana abstinente,
la lucidez es una
carga que ya no tolera.
Aterrizará animoso en
la barra del bar,
escuchará los
sermones lacónicos del etilismo.
II
Algo ebrio:
soy más sensitivo y
pelotillero;
te veo hermosa y
acinturada;
le presento recobros
al planeta;
palpito con el primer
halago;
requiso el micrófono
del restaurante;
intento ser un
humorista de salón
y un bailarín delgado
y espontáneo;
soy como el animador
de una quinta de recreo;
podría ser el
acróbata en una azotea;
conduzco más veloz y
desenvuelto;
soy sempiterno;
me aíro con
facilidad;
mis resentimientos se
dan un festín;
mis engendros guían
la procesión.
14
¿Cómo a este
ingeniero, con un currículum homérico, que pintaba para gerente, se le ocurrió
que lo parieran en una barriada en donde todavía hay un vulgo con piso de
tierra? ¿Sobre qué divagaba este cráneo de corcho cuando decidió beber leche
materna, en el extrarradio? Otros, más impresentable aún, portan consigo
glóbulos rojos indígenas debajo de los atavíos, y más temprano que tarde son
sorprendidos en su fechoría. Algunos empingorotados embalsamaron su decencia
vaciando las venas de los otros, la de los aplastados, recomponiendo el orden
doméstico. El perfil de un buen candidato y de una buena hortaliza está en su
raicilla, dicen.
15
No poseo una cepa, no
daré frutos.
Desadaptado, no soy
de ninguna hectárea.
Mi sentido de
pertenencia es nulo.
No me matricularé en
la asociación
de los que dijeron
adiós repetidamente,
y nadie los
atendió.
16
No soy el poseedor de mi
existencia,
ni siquiera un accionista
minoritario.
Deseos bajos y otros
comandantes me doblegaron.
No soy un actor secundario en
mí.
Con el arrebol guardo la
compostura.
17
¿Para qué marcharme
de esta ciudad si aquí vegetan todos los que me aborrecen, todo lo que detesto,
todo lo que no logré? Inicuo sería comenzar la pesquisa de hostiles y malogros
en otra comuna si este lugar me los ha obsequiado todos. Mis pedagogos fueron
el alerce de la plaza costrosa, la venta de vino suelto, los muchachos
tatuados. En esta barriada traspapelé las expectativas, deseché el evangelio
como otros tantos miles de idiotas. La bronca fue plenaria y la escuela me veía
con un overol, una picota y con una lengua inelegante. El envilecimiento adora
a las periferias y mis antecedentes son un vinagre provecto. El himno del
colegio ya no lo canto con la mano en el pericardio.
18
Cruzo el pestillo y
soy otro, un modelo común y universal,
un paseante más en la
jungla, un furúnculo más de la montaña.
Mi recuadro y yo me
elevan.
Algo grandioso no
acaecerá y mi biografía se entumecerá.
Ingreso campante e
inconcuso por el pasillo
y ni los ratones me
suben a un plinto.
Le pongo todo el
empeño y furor y las plumas no me crecen.
Me loo hasta
aburrirme.
19
Las hojas caen, el
tronco continúa firme.
Las próximas
floraciones traerán nuevos folios
y nadie conmemorará a
esas veneradas hojuelas que cayeron,
con tantos
cacharrazos y morriñas.
Nuevas simientes
acarrearán otros bosques,
otros árboles, otros
hijuelos, otros onirismos.
El viento barrerá las
brácteas y la hojarasca
y con las primaveras
surgirán otros espejismos,
rutilantes,
acomedidos y carianchos.
20
Me decepciono de mí
tan seguido que ya no me apesadumbro, no salgo huyendo.
Fui tan despreciable
en esa víspera, que al principio me impacienté, cínicamente.
Actualmente estoy
estancado en el lodazar y todo es isófono.
Bien fortificado y
aperado sorteo los repullos del irritante enemigo, sin barquinazos.
La fatiga de la
existencia, el sofoco de los bienios, el embotellamiento en todos los ítems y
el ser uno más de la barriada, ayuda mucho.
21
Si nadie me persigue,
me atosigo solo.
Si una mesa cambia de
lugar, me pongo intranquilo.
Si no aparezco en la
nómina es porque me tendieron una trampa.
Y si mi sesera no
brilla
todos están al
corriente que es por la envidia.
22
Nadie me ha
notificado que soy un desgranado, un piojoso.
Brinco jubiloso
porque no estoy al tanto de que vivir con hambre y miedo no es normal.
Me lo comunicaré yo
mismo, me instruiré yo mismo, me espabilaré yo mismo.
La servidumbre de las
mayorías y la gloria de unos pocos es teratológico.
Mi inquebrantable
ayer es un ludibrio.
23
Acá adentro, tiesos y
horizontales, nos parecemos, nos emparejamos. Nada nos inmuta, nada nos
despierta, y con la radio en la oreja, nada oímos.
Tumbas elegantes y
funerales con un nuncio, mas entre los cadáveres hay una hermandad desjerarquizada,
de bajo perfil.
Acá adentro, las
reivindicaciones se truncan y la descomposición nos da un trato igualitario esta
vez.
24
Con la aspiración de
entender en profundidad separo la materia del espíritu, lo tangible de lo intangible.
Lo inmaterial posee códigos, lo imperceptible a veces se siente, el espíritu
posee un lenguaje. Lo incorpóreo y lo visible componen el todo. Afinen las gravímetros.
25
Mi vanidad me invita
a ser un filósofo, un iluminado que aportará al pensamiento universal lo que
traigo conmigo, mis singulares dones. Con mi experiencia en el bar, en el café,
en la biblioteca, perfilaré mi intelecto hacia la soledad del alma y me
transformaré en un pensador de fuste como ese universitario que se leyó veinte libros académicos
completos y ahora no saluda a nadie. Algo muy dentro de mí me señala con
campanas que soy una roca de arena especial.
26
La existencia misma
es una demencia,
un dolor de cabeza que
sobrepasa cualquier racionalidad.
No se explica desde
sí, desde aquí.
La vida es la esencia
y esta es un retoño de la divinidad,
que nos carcome.
La ansiedad se cura
con una esencia iluminada
y en la cual la razón
va de cantor de antifonarios y nada más.
La existencia supera
infinitamente el pensamiento cumbre.
27
Tengo el
presentimiento de que algo feo ocurrirá,
casi nunca ha
sucedido mas acaecerá.
Los presagios van en
esa dirección.
Desconfío plenamente
de los buenos augurios,
de los optimismos incultivables.
En mi trinchera me
preparo para lo perjudicial.
El infortunio rara
vez nos desilusiona.
28
Retorno siempre a
este maldito lugar.
Me daña y vuelvo
igual.
El lugar y yo nos
detestamos elegantemente.
Me presento casi por
obligación.
Es mi debilidad la
que conduce el automóvil
y las gambetas
baqueteadas son ineficaces.
Desde aquí, mana una
de las desdichas de mi ser, que me horada.
Este abyecto sitio es
parte de mi magullada piel.
29
Una vieja canción de
Elvis suena
y la pubertad
desharrapada se sienta enfrente de mí
con vivencias que me
arañan los pelos de a uno,
en calidad de postres
agrios, sembrados con mamaderas escépticas.
La justificación por
la fe dio vuelta una página que está ahí
y que el viento
retinto mece, a los lejos,
con remembranzas que
no disfrutan del cubil
que me plasmó la
ventura.
30
Me amo tanto que no
viviría sin mí.
Me soy imperioso.
Me echo de menos, me
necesito más que a nada.
En mí, yo soy el
primero, el segundo y el octavo.
Viva yo.
31
El alcohol sólo moja
la culpa, la riega, la eleva.
El sentimiento oscuro
no se va
y grita por toda la
cantina, en silencio.
Pasan los vasos y me
pudro.
Pasan las horas y mi
tropiezo se engruesa.
32
¿Qué explicación
coherente da la razón a la presencia de la razón en sí? ¿la respuesta va a ser
racional, irracional o asombrosa? El origen de la razón es un Misterio, en el
más lúcido de los casos. La razón apareció de la nada, como si nada,
¿proveniente tal vez de un acto de brujería? La creación de la razón es
totalmente incomprensible porque es sobrenatural.
33
El vacío: es potente,
envolvente,
es quien tripula el
ser, el orbe;
es inmortal, o se
cree inmortal;
es el premier en la
depresión;
es antes y ulterior a
la materia;
es el meollo de las
botillerías diligentes;
acredita que nos
expulsaron del río Éufrates;
es el progenitor de
la ansiedad
y le da una identidad
a la miseria de cada uno.
El problema de fondo
es el vacío del alma
y los siquiatras
intentan bosquejar bien
aquello que no se
palpa, que no se asoma.
34
La existencia misma
es el lío,
no parpadear es
otro.
El propósito total de
la existencia lo tanteas
cuando lo abandonas
todo.
Hay una existencia
que se va,
mas nunca menguarás.
Algo en ti es
sempiterno.
No te alimentes de lo
que se va y se ve.
35
Con mi número
electrónico en la mano espero a que un cajero me llame.
El tic tac no cede y
es despectivo con todos.
Me aproximaré a la
ventanilla cuando llegue mi minuto, nunca antes.
Mover el pie por la desazón
o presionar al reloj
para que se apure, no es ventajoso.
Claudicar no es una
opción.
36
Acurrucado en un
nogal y desgarrado de su parentela,
sobrevive este
capullo de pasto rodeado de veredas de púas.
Parece un forajido
que se resiste a fenecer
debajo de una
aplanadora vanguardista.
Digno paladín en este
tsunami de cemento.
Del árbol monoico
eremita cayó una lágrima litúrgica sobre ese altar llamado de sopetón área
verde comunal, zona de aire.
37
¿Por qué es tan
peliagudo ser una novia, de vestido blanco o amarillo, con una dama de honor y
un tocado, si malcarada no soy? ¿El altar es una cuartana en los varones y la
sortija un bulldog airado? Marcho con mi padrino de la mano cuando el insomnio
es la alfombra. Fui una mozuela regodeona. Me amarro a la barbacana por si algo
cae, un pajarón famélico que me distinga como el último plato de la mesa.
38
Muchos esperan a que
el supermercado abra sus puertas, con un comezón en la mano.
Es la rectoría de los
apetitos.
Con la variedad me
mareo así que es el publicista vivaz quien llena mi carro y me conduce.
No todo lo que compro
es necesario y con mi impulso consumista improviso.
Como en la catedral,
aquí me relajo y adquiero lo que supongo que es útil, con un interminable
redoble de los dependientes.
39
Nunca fui pudiente,
del barrio alto.
Me teñí el pelo,
adelgacé, me acicalaba
y usaba un vestuario
distinguido,
mas la aristocracia
local con sus filtros me tachó de proletaria,
de trepadora
avispada.
Con una cintura más
ajustada
más de una puerta
refinada se me abre.
40
El resentimiento me
notifica que soy un vasallo,
la humillación de
cada día me lo confirma.
Si la saña es el
tambor mayor los usureros vencerán, si camino con coraje detrás de las
sandalias del Nazareno, todos los ardores negativos se reciclarán y no se
desperdiciará ninguna munición en la batalla de los siglos, que siempre
perdemos.
El negrero es quien
teje la banda presidencial.
El necio supone que
Dios es mortal.
El que no veas el soplo
no significa que no concurra.
Los dioses paganos,
son deyecciones.
La compasión del
evangelio guiará la justicia social.
41
Pasea su bello
trasero entre las mesas,
es un tesoro que
administra con diversos vaivenes.
Las propinas dependen
de sus medidas,
su sonrisa es un
gancho, en todo aquel que viene.
Cuando ella coquetea
al varón se le enfría la sopa,
con su paupérrimo
salario no alcanza a sobrevivir.
Es una garzona que cuida
su figura y las esperanzas.
Con los babosos
admiradores hace una fila, sin dimitir.
42
Yo sí entiendo a los
demás,
los demás no me
entienden.
Yo sí escucho a los
demás,
los demás no me
escuchan.
El jactancioso y
deslucido planeta pretende
ser el centro de mis
giros.
43
En el conventillo las
frustraciones son equitativas,
la miseria nos ama a
todos en forma similar,
la vida privada no es
ningún misterio,
los niños comparten
las derrotas de los padres,
algunas señoras se
confunden de marido
y siempre hay ropa y
aspiraciones colgadas.
44
Que la razón no
excluya a la intuición,
el pensamiento es el
primogénito del alma,
el humanismo a solas
es una crisis en sí
y el futuro un vacío
arrollador.
La materia asfixia
los anhelos del espíritu.
45
Estancado en el
puerto y pegado al borde no progresaré demasiado.
Desde la orilla veo el
mismo horizonte y el sol que todos,
me recreo de esa
armonía que significa tener un pie anclado a la tierra.
Me desvincularé de la
playa, de la bahía, de la acogedora arena blanca.
No diviso la rada, mi
perspectiva es interminable.
No recuerdo el color
del grao.
46
La banca de la plaza se deteriora con los decenios, y no por los
acontecimientos terrosos o grasientos.
Espectadora rigurosa de los cachondeos, intrigas, zangoneos, fumadores,
cavilosos y de las disyunciones.
Es una residente arrinconada, el pelo del rabo de un ratón, una atalaya
ermitaño y estoico.
El ventarrón helado no la corre un centímetro.
La que me vio gatear subsistirá.
47
El papá lo insulta porque se orina, y por el susto, se moja otra vez.
Cierra sus ojos en una tómbola, su cama es su karma, un péndulo. Le enganchan
las sábanas y se humilla.
Las mañanas son una cara que varía.
Con las noches sus sonrisas flaquean,
levantarse seco es una maravilla.
48
Sazonando con aliños y mantras en la cocina,
trituro la rogativa que nace de adentro,
evito la espontaneidad y el desahogo llano.
Con el mecánico rezo somos un robot del espíritu,
un estampado original con mil fotocopias impávidas.
49
En el hospital reconoces el peso de la enfermedad, con una buena salud
se te fuga la romana.
En la pocilga graficas todos los ángulos de la pobreza,
con una cuenta corriente obesa el prójimo desaparece.
Jugar a que me pongo en los zapatos del otro, creer con falso pudor que
me pongo en el lugar del otro.
Ser un apóstol de cartón cuando voy a la parroquia,
tener en estado vegetal la ruin distribución de la riqueza,
confiar en que las migajas algo pueden solucionar,
esconderse con fe detrás de la caridad, siempre agotada.
50
Adherido al reloj control con prestancia
espero ansioso la hora de salida.
El último minuto es el más extenso y vil.
El minutero me forja cierta tirantez,
porque al verme contrajo la velocidad.
51
La fe en Cristo es límpida, la religión organizada es un instrumento de
poder, manipulación y desvaríos. La salvación en Cristo es directa y sencilla.
El poder religioso se apoderó de las llaves del más allá y de toda esperanza.
Bautizarse o matricularse en una organización religiosa es el inicio que
intenta pulverizar el anhelo de realizar reformas estructurales en la sociedad,
en la teología de rodillas. La fe pura en Cristo tiene hambre de justicia
social, de racionar la riqueza con los ojos abiertos.
52
Está a punto de repetir de curso,
le solicita piedad a los profesores,
eleva plegarias a Dios y a algunos de sus subalternos.
Estuvo todo el año abrazado al ordenador,
busca con fullerías salvar el año.
Su astucia hallará alguna salida de última hora.
Al final, vencerá la mediocridad arrogante.
53
Todos deducen lo que el hombre apetece, la mujer rara vez concluye lo
que efectivamente ansía. El próximo paso masculino es predecible, el de la dama
es un enigma debajo del agua. El hombre es pasión y carnalidad. Ella es
romanticismo, fuego, sentimiento, idilio, entresijos y mil sorpresas más.
54
El hijo le enseña al padre, el nieto reprende al abuelo,
el joven dormilón todo lo sabe y todo lo anticipa.
La sabiduría del impulsivo toma vuelo.
Otra vez el profesor está obsoleto, otra vez el sermón es anticuado.
Esta generación matasiete gobernará al país
con las mismas pifias del siglo antepasado.
55
Fueron felices porque creyeron que ya no eran un país pobre, hasta que
los sacudió con un explosivo.
Todo muerto de hambre sonrió con una hipoteca o deuda repleta de luces
de bengala y mascaradas.
La banca es experta en destripar ciudadanos y en poner a la economía en
sus puros huesos, con las algarrobas como el nuevo plato típico.
Por mientras duró, disfruté la farsa.
El ogro te manipula y no perdona jamás.
Un peatón arruinado es todo un logro.
56
Todo se escribió, todo ocurrió,
todas las pasiones de desligaron y ninguna fue retraída.
Espero el mentado fin, sentado.
Estamos amarrados a la globalización del mal,
unos pocos dirigentes mundiales nos acarrearán
con timbales al tormento inapelable, casi sin darnos cuenta.
El orbe aguarda el trillado fin de todo, dormido.
57
El fracaso me pone frente al espejo
con un brindis y la misma cantinela pesada.
Me ve parado donde me quería.
Me profetizó con gritos que era un súbdito del reino de la insignificancia,
que mirar el cielo es una falacia.
58
¿Cómo crearé la corporación de los suicidas probos?
¿cómo el tesorero cobrará las cuotas?
¿cómo tramito las suplencias?
¿quién escribirá el discurso de cada despedida?
¿dónde debatirán sobre los próximos pasos?
¿quién adoctrinará a los novatos?
¿cuál es el perfil del presidente de la agrupación?
59
Ese viento vigoroso se olvidó que pasó por tu cabaña, cerca de la
orilla.
Está vívidamente presente en mí ese tormentoso airecillo
que me despeinó y que puso granos de arena en mis ojos.
Mi palpitar me susurraba que estabas ahí
y alcancé a ver como cerrabas la ventana, semidesnuda y apurada.
Por el impertinente y fastidioso ventarrón no toqué tu puerta,
tus acicaladas manos, con un afecto que se disipó en los remolinos.
Esa fracción de tu cuerpo es una fotografía en mi mente.
60
Soy un perro sarnoso porque así me tratan.
No poseo una cola ni cuatro pies y soy de precario pelaje.
Cumplo con la silueta. Militaré en la escoria.
Mis calificaciones son sobresalientes, mi poquedad es descollante.
El secretario de Estado me ve pasar y mira su celular.
61
La paranoia en sí busca la verdad,
diseñando confabulaciones y martillazos en el dedo.
No repudies la bendita locura de la fe.
Envidio al que se sienta en el trono de mis sueños.
Me enajenaré de toda realidad y haré del vacío la puerta del edén.
El lenguaje es un campo minado.
El que fantasea redarguye, avanza.
Las inquietantes figuraciones son parte de mi ambiente diario
y aplastan todos los dispositivos de seguridad.
Los leviatanes aúllan sin reparos.
El inconsciente es un gobierno independiente,
y neurótico o no, es mi otra brújula.
62
El infinito genera
sed,
las propiedades del
alma agitación.
La finitud es un paso
más del trayecto a la eternidad.
Los devotos de la
razón fabricaron el desastre actual.
La dialéctica
falleció en un océano de disparates.
La síntesis se devoró
todo.
No dinamitarás esa
sequedad que cocea.
63
Todos poseen una
postura metafísica, el creer o no creer es una de ellas. Aferrarse a una teoría
es un acto de fe, despreciar un dogma también lo es. La física tiene un
perímetro, un techo. Al indagar más allá eres un creyente. Tu credo te indaga,
te motiva. No es la evidencia irrefutable la que ocupa tu mente.
64
La arrogancia y la
ambición nos convirtieron en dioses insufribles,
petulantes y vanos,
en monstruos inicuos.
Nada hay sobre
nosotros, rechazamos toda sumisión.
Actuamos como tracistas
del universo,
llorando en silencio
nuestra impotencia.
Todo ser es un don
nadie,
los vergeles se
desbaratan en el aire.
La limitación humana
es jocosa,
la altivez es
prodigiosa e imbatible.
65
Ingresé al templo con
mis mentiras,
al no arrepentirme
sumé una más.
Nos damos la mano con
mucho amor.
En mi descarrío poseo
grados y antigüedad.
El sacramento no
despeina mi barbaridad.
66
Terminé siendo un
solitario,
ya no interactúo con
los otros.
Los veo caminar y
reír,
ellos no me divisan.
Soy un ser invisible
sobre dos pies.
Cuando abandone el
barco
nadie se enterará.
67
Lograste despedazar
tu vida gramo por gramo, poro por poro, con una imperturbabilidad encomiable,
con una cerrazón excepcional.
Miras al cielo
buscando culpables, en tu entorno habrían responsables.
Tú te acercaste solo
al hoyo profundo.
Los que te aguijonearon
te tomaron la mano.
68
Conmigo mismo no me
siento solo,
mi interior disfruta
su plenitud.
Con luz siempre
caminarás acompañado,
la presencia humana
no altera el fondo.
La soledad es
subrogante hasta que florece el titular.
69
La soltería en otra
época era un castigo, hoy posee millones de discípulos y gurúes. En cada aula y
ciudad tienes estatuas exaltadas, las excusas superan la imaginación. El
matrimonio es una apuesta peligrosa, redundante, aunque con los años me irrite
con más facilidad. Ese genuino amor que barre con todo es escaso. La mocedad es
mi bunker de cartón.
70
El ángel de la muerte
no nos avisó,
chocó su automóvil y
partió.
Mi hijo transita por
los pasillos de la casa,
su lacerada madre lo
ve entrar y salir.
Sus veinticinco años
los vivió intensamente,
nunca disminuyó la
velocidad,
el disco pare no era
una señal determinante.
71
El tiempo nunca
vuelve,
las primaveras se
guardan en un cofre.
Delante de ti está la
eternidad,
el tiquete de entrada
es una cruz que te reta.
72
Se ha ido la
esperanza,
se aburrió de ponerme
mala cara.
En este sitio
desfalleceré,
la misericordia ya no
me alcanzará.
Soy el maestre de los
portazos.
73
Cuando el amor se
desconecta del cerebro es puro,
cuando bordea la
locura es normal,
cuando lo trastorna
todo
dos almas se adhieren
y se van.
74
Arrimarse a la venganza es una
tentación fácil.
Desvincularse del rencor es el
lance magnánimo.
Cualquiera le desea mal al
otro, no cualquiera bendice al agresor.
El mal que le arrojo al otro
nace en mí, termina en mí, me define.
75
Con la ignorancia inventaron a
sus dioses,
con el miedo se sujetaron a
ellos.
¿De dónde proviene la
sabiduría?
¿cómo se adquiere el valor?
¿por qué la obligación de ir
más allá?
¿por qué intuyes la presencia
del Espíritu?
El paganismo surge de la
ignorancia,
con el pavor cubren los
requerimientos imaginarios
de los fetiches paridos, de
los ritos estrafalarios.
76
El problema reside en la
caída.
Los traumas y dolores lo
incrementan,
el psicoanálisis no toca la
tumefacción,
sólo describiría el motivo del
desconsuelo.
La naturaleza es
transformable.
77
Era un mago oscuro,
un maestro de la ciencia
ficción,
un ídolo elevado de la
masonería.
El tratamiento era su
neurosis,
en el campo teórico sanaba a
muchos
y el abuso sexual era su
obsesión, su musa.
Sus tesis fantasmales nunca
han sido demostradas.
Tanta cocaína y cigarros lo
desmembraron.
Es patético analizar en
profundidad lo que no existe.
El psicoanálisis tal vez no
supere al horóscopo.
El inconsciente es una
conjetura sin formas.
El diván aumenta tus demonios.
Hay quirománticos que han mostrado
más mesura.
78
El rey vive como un dios,
el banquero es el único dios,
el rey es un súbdito de dios,
los parlamentarios son
lameculos de dios,
la ciudadanía toda está en
manos de dios,
el Estado de derecho es un
ángel custodio de dios,
la oposición controlada es un
retoño de dios,
los periodistas son diáconos
en el reino de dios,
la miserable deuda es una
alabanza a dios,
la soberanía se ejerce dentro
del feudo de dios.
79
El amor se inicia con temores,
pensándolo todo, hasta ser
irracional.
Se aproxima peligrosamente al
descoco.
No bailes mapalé con el
admirador equivocado.
80
En medio del terremoto oré por
mí.
A los cinco minutos después
oré por mí otra vez.
Regañé a Dios por no escucharme
adecuadamente.
El vecindario pasa delante de
mí llorando.
Espero los beneficios del
cielo que requerí.
81
El mal posee un peso pequeño y
temporal,
el bien es todopoderoso y
eterno.
El hombre opta por el primero
con edénica naturalidad
hasta que escucha la llamada
del segundo y elige.
El interior, que clama, posee
su propio pasaporte.
82
Un hombre se casa con otro
hombre,
un hombre se casa con tres
mujeres,
un hombre se casa con dos
hombres y dos mujeres,
una mujer se casa con dos
hombres,
una mujer se casa una mujer y
cuatro hombres,
un hombre se casa con tres
familiares de su casa,
un hombre se casa con un
animal,
un hombre se casa con sus
padres y sus animales.
Todos se casan con todos.
Todos se divorcian de todos,
todos adoptan niños.
Son izquierdistas de corazón.
Todo vale.
Un travesti adopta a un niño,
haciendo el rol de madre y de
padre, intermitentemente.
La intemperancia es el alcaloide
de los pueblos.
La Santa Inquisición
progresista es la que define hoy
lo que es pecado y lo que no
lo es.
83
Engordar y no decírmelo,
no escucharlo, con la mayonesa
en la mesa.
Mantener el secreto en el
tiempo,
no tomarse fotografías con
huesudas.
Engruesar y pasar
desapercibida,
pasar la lengua por el plato
con discreción
culpando a la desazón
y dormir en posición fetal.
84
Cuando pienso no acierto, a
veces paso rozando.
Desde mi indagación delirante
e imprecisa
construí mi filosofía
política,
mi vertedero futurista, con
frenesí.
Millones de ciudadanos son
ajusticiados en el vientre
y yo celebro el don de la
libertad.
85
Falló el estándar paternal y
se desorientó.
Es una tergiversación, no una posibilidad.
No hubo un modelo de
masculinidad y sí sufrimientos.
Es una alteración, no una
alternativa.
El abuso logró horadar su
identidad, la normalidad.
Es una perturbación
sicológica, un mal.
86
La mezquina tentación de
juzgar al otro,
de apuntar bien, de
descuerarlo entero,
de no olvidar detalle alguno,
de enfatizar sus debilidades
con vehemencia,
de desnudarlo en público y
disfrutarlo
y comprobar que igual es superior
a mí.
87
Suben beatos a los altares
para concebir la falsa
esperanza
de que sí es posible que un
presbítero sea un santo,
siempre que no se conozca su
vida íntima.
Y sí es un venerable, es
porque las estatuas no pecan,
y esto le da algún consuelo a
la Madre Iglesia.
88
La carta astral me sitúa,
me delinea la semana con
refulgencia.
Mi lamento está asentado, es
estructural.
El lloro es intercalado.
La superstición me regala
medio minuto de armonía y un
poco menos.
89
Jamás seré igual a ti.
Te bajaré del pedestal de un
cachiporrazo.
Sé que no somos iguales mas tú
serás igual a mí.
La aversión es el epicentro
del pensamiento,
la materia prima de la
reflexión.
La envidia es el prólogo del
resentimiento intelectualizado,
el motivo del reclutamiento de
los catecúmenos.
Como todos somos desemejantes
me deprimo.
La valía es un lío.
Cuando seas un pobre diablo
como yo, reposaré sin paz.
90
Si no hay respuestas
definitivas y contundentes son innecesarias las miles de preguntas, los
diálogos profundos, los cuadernos espesos. El cosmos no se preocupa por ti, no
intentes rasguñar el cielo con tu impía mano.
Somos pulgas desgarradas ante
el infinito.
Es ridículo trascender después
de tanta miseria.
La vida es un evento adolorido
y reiterado.
La existencia me sobrepasa por
todos sus bordes
y la religiosidad entrega
esperanzas áridas.
La aceptación y la resignación
son los pilares del dogma.
91
Los sentidos no capturan la
verdad, lo trascendente,
sólo una fracción de la
realidad,
que nos señala que el vaso
está desocupado,
a través de la congoja.
El cuerpo no es un trapo sucio
hasta que el mozalbete toma
sus primeras decisiones,
independiente de los alegatos
del glosario.
La gloria posee un nombre.
92
Me comprendí a mí mismo y
lloriqueé un siglo.
Desde mí, en mí, una
restauración es imposible.
Conocerse es palpar la
impotencia, la iniquidad.
Ser uno mismo es una tragedia.
La quietud temporal es un
señuelo inquietante.
No me aceptaré jamás en este estado
ceniciento.
No soy lo que creo que soy,
tan persuadido.
En los días terribles soy un
energúmeno laureado.
Pasan los bienios y mi alma se
ennegrece sin intervalos.
Una semilla de mostaza bien
plantada se agiganta.
En la sensatez llevo flores
amargas a mi tumba.
93
Tuve una niñez relativamente
feliz.
Con mi depresión las imágenes
se oscurecen.
No destaco casi nada, casi
todo fue incoloro.
Mi espejo retrovisor es una
novela turca.
No hay un puerto de embarque,
una batalla heroica.
La presencia es un tren en un túnel
hacia abajo.
El sol iluminó un trozo de mi
juventud.
94
Una salud mental sana y el
psicoanálisis nunca se localizan.
Es el timo descarado.
El funcionamiento del
inconsciente es un credo oscuro.
Es un santero no asumido
y el diván un meadero
insalubre, un trauma.
95
La tremenda destreza para
disfrazar el odio,
la frustración, las trancas y
la pesadumbre,
y caminar por el boulevard
como si nada ocurriera.
La formidable capacidad de
utilizar el rencor,
como roca en la edificación de
una nueva sociedad,
con la solidaridad como
primera trompeta
y la tolerancia a lo inaguantable
como atabal,
y en donde mi mediocridad se
desvanezca en la multitud,
con líderes que caminan
jactanciosos al foso,
cantando marsellesas
dislocadas.
96
Cuando el redimido debate con
otro
disputa con su propia alma.
El ateo es un foco apagado de
ralea,
el pagano es un diablo en la
oreja.
Al frente no hay nadie, pelea
solo.
Los adversarios se domicilian
en él.
Con el otro, que es un parámetro,
mido mis temores y resbalones.
97
La moral me da estatura,
credibilidad.
El vocablo adecuado es vital.
Mantendré la reputación de mi
talante hasta la extremaunción.
El cinismo me atornilla al
podio.
98
El alma es inmortal, la base
de la existencia,
el punto de partida de la
cosmovisión, de la debacle.
Perfeccionar la fachada es
reevaluar los escombros.
La vida en sí no perece.
La maternidad fabrica
inmortales.
Los cadavéricos se creen
dioses.
A veces la muerte es un
alarido de victoria, una ofrenda.
La bienaventuranza es la
esperanza
y el que te pudras en el
abismo una eventualidad.
99
Supuse que era cierto,
imaginé que así era.
Todo apuntaba en esa
dirección,
no se habló más del asunto.
Me equivoqué sin piedad.
Aprendí lo que es una herida perdurable,
el daño irreparable, el
cuchillazo imborrable.
La presunción fue la llama
inicial del ahogo
y los celos la santa madre del
desencuentro.
Fin del poemario “Ese
estado de coma”
ANTOLOGÍA DE POEMARIOS
http://antologiadepoemarios.blogspot.com
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De la antología “LAS
SOTANAS DE SATÁN”
JAIME
FARIÑA MORALES
ARICA-
CHILE
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