El objetivo
primero del noticiero de primer nivel que se precie de tal es desviarte,
desorientar, desenfocar a la teleaudiencia, a los radioyentes. Noticias importantes
e ineludibles son el paseo de los perros del futbolista Alexis Sánchez, el
vestido transparente de la reina Cecilia Bolocco o los nuevos calcetines del
Hombre Araña. Ahí se quedan pegados diez minutos o más, pidiéndoles con cariño
y afecto la opinión a los badulaques que pasan por el lugar. Los interminables
abusos ciclópeos de los poderosos no llaman la atención. Un atorrante se roba
una gasolinera y la pantalla lo inmortaliza, y lo persiguen como si fuera la
lepra. Analizar con ahínco la posibilidad de nacionalizar la gran minería es
una herejía. Ahí no hay consultas a la popular, y mucho menos van a promocionar
un plebiscito que terminaría con el dueño del canal con diarrea y despidiéndolos
a todos sin piedad, acusándolos de agitadores. La pelandusca de turno muestra
sus pezones, que generalmente termina en primera plana, y muchos de los
titulados de periodistas con distinción corren, con babas en el ombligo. Un público
adormecido y despistado no es crítico, se traga casi toda la basura que le
entregan, con profesionalismo y dedicación. Los lectores de noticias son peones
de la mentira, de la farsa instalada que los anestesia a casi todos. Una lectora
de noticias no está en condiciones de amonestar a la prostituta borracha que se
para en una esquina. La primera es más perra que la segunda. Amén. Un lamebotas
cuida su apostolado con gambetas sobrenaturales y el semblante de un obispo
encubridor. Lanzan toneladas de estiércol a través de la pantalla sin
descentrar el nudo de la corbata, con rostros de académico premiado. Si desinforman
bien los dueños de país roncan en paz, previa plegaria. La banalidad es el
epicentro de la noticia, con harto deporte y pistolas atolondradas. Son amarillistas
tamizados. Crear conciencia social es un dislate. El Mercurio es una perinola
más del faraón. Las corporaciones financian con gusto el excremento bien
editado. Preguntar todos los años el por qué sube el precio de los buses en
semana santa es irresistible.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
(24) Dardos del espejo
(Una mirada al pasar sobre Chile)
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