Lamentablemente
la Iglesia Católica ingresó en el Concilio de Trento , año 1546, al canon de la
Escritura los libros deuterocanónicos, de claro perfil pagano e irreverente,
para justificar así algunas de sus condenables prácticas que ningún respaldo
tienen en la Biblia.
Los libros
deuterocanónicos son los siguientes:
-Tobías
-Judit
-1
Macabeos
-2
Macabeos
-Sabiduría
de Salomón
-Eclesiástico
-Baruc
De
los Libros deuterocanónicos podemos decir.
Al
pueblo elegido de Dios le fue confiada la Palabra de Dios, el Antiguo
Testamento, y los judíos rechazan los libros apócrifos, esta tardía adición
formal de Roma (Romanos 3:2). La Biblia
es en sí un libro judío.
Los genuinos
libros del Antiguo Testamento fueron escritos por profetas, llenos del Espíritu
Santo. Los apócrifos no se presentan a sí mismos como inspirados porque no lo
son, no son merecedores de confianza. Relatan cuentos disparatados, poseen
contradicciones y errores históricos y teológicos groseros, entre otros. Toleran
la mentira, niegan el creacionismo.
Judit
9:3 aprueba la mentira de parte de Dios, el engaño.
Jesús
y sus apóstoles jamás citaron estos libros, porque no son santos, sí citaron casi
todo el Antiguo Testamento.
En Tobías
se usan las agallas de un pez bendecido como método de sanación. Dios aborrece
la curandería, la magia. El que perdona y sana es el Señor (Salmo 103:3).
En el
libro de Macabeos se reconoce la posibilidad de que sean “imperfectos y
mediocres”. Lo que queda claro que no son inspirados, ni dignos de ser
canonizados. En los deueterocanónicos no hay expresiones reveladas por el
Señor.
El Libro
de Baruc consigna profecías falsas (Baruc 6:2).
Tobías
12:9 indica de manera insolente: “"La limosna
libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida.”. La santa cruz nos libra de la muerte y el Espíritu Santo es
quien nos purifica.
2 Macabeos 12:42 "y
rezaron al Señor para que perdonara totalmente ese pecado a sus compañeros
muertos". Los apócrifos toleran la oración por los difuntos, doctrina
muy conveniente para el idólatra Vaticano.
RESUMEN
Cualquier
lector sensato determina rápidamente que los textos en sí delatan a los libros
deuterocanónicos. Son libros terrenales,
contradictorios, idólatras, groseros. No poseen ninguna característica que los
eleve a la categoría de canónicos. No son confiables de punta a cabo. En cambio
la Palabra de Dios es perfecta, infalible, santa y poderosa. Los apócrifos son
una mancha más en la Biblia católica, en Roma.
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