martes, 9 de mayo de 2017

EL APOSTOLADO DE LA MATERNIDAD - MICROCUENTOS SON

Clementina nació y creció muy pobre, con un padre bebedor de vino tinto. Se casó a los veinte años con un obrero desheredado con el cual tuvo dos hijos y muchas penas. Como nunca estudió por falta de oportunidades trabajaba de nana o garzona indistintamente, gambeteando las carestías que se presentaban en su vivienda social todas las semanas. Desde que su marido se marchó para siempre sus horas laborales se incrementaron y sus hijos quedaron medianamente abandonados al cuidado de la abuela y de un jardín infantil estatal. El tejido de la pobreza es de hierro. Efraín, el mayor quedó atrapado entre las drogas y las visitas a la comisaría y Malena quedando embarazada a los quince trabajaba esporádicamente y sin mucho entusiasmo, y no estudiaba. Cada año que pasaba el desconsuelo de Clementina se hacía insostenible. Sus desordenados y rebeldes hijos no tenían ningún espíritu de superación. La estrechez no siempre es una buena excusa. Otros vecinos jóvenes del mismo barrio algo progresaron. Los ruegos al cielo fueron inútiles y adivinaba el desastre que se les venía. Les pedía de rodillas que hicieran algo decente por la vida y nada. Los vicios favoritos de sus retoños eran la cerveza y la desidia. El nieto va por el sendero de sus ancestros, lamentablemente. Es la tenebrosa herencia, sin notarios. La necedad nunca abandonó el humilde hogar de una Clementina que se estresaba cada día más. La angustia la llenó de fármacos y lágrimas. La impotencia de ver la destrucción pausada de sus hijos un día cualquiera la envió al hospital. La desesperación sí es capaz de liquidar a un ser humano. Cuando le comunicaron, cuatro meses más tarde, que condenaron a su hijo por robo a cinco años de prisión se desmayó y le dio una hemorragia cerebral compleja. Murió sin paz al mes siguiente. Su sistema nervioso expiró. Ahora su afligida alma descansa. Es el apostolado de la maternidad. Literalmente Clementina sufrió y sucumbió por sus hijos. Entregó hasta su última gota. Luchó todos los meses de su existencia como madre por sus retoños, hasta el final. Nunca levantó la bandera blanca, nunca se rindió. Los amó sin condiciones. No alcanzó a cumplir los sesenta años. Falleció en el campo de batalla. Cerró los ojos con una fotografía en su mente de sus hijos y nieto. La carestía los demuele sin piedad. El inanimado Estado no berreó, el señor ministro completó una estadística. La patria perdió a una madre de la más alta calidad. Sólo una madre comprende el dolor profundo de otra. La república dio vuelta la hoja sin compasión. En la lápida de Clementina no hay ninguna condecoración.





Imagen relacionada

Resultado de imagen para EL AMOR DE UNA MAMA POBRE




No hay comentarios:

LAS SOTANAS DE SATÁN...

Datos personales

Mi foto
La antología de blogs LAS SOTANAS DE SATÁN es una querella eléctrica a las imágenes impías teológicas, políticas, filosóficas y culturales que habitan en la mente, en el alma y en la realidad, y que nos adhieren a la desdicha, al desencanto y a los equívocos férreos. JEFM. eliconoclasta63@gmail.com